Se va acabando la confianza de la gente

Una noticia que pasó más o menos desapercibida, pero que reviste suma importancia, es la abrupta caída del Índice de Confianza del Consumidor (ICC), un indicador que surge de una encuesta mensual realizada por el Banco Central del Paraguay en hogares de diferentes estratos socioeconómicos en Asunción y áreas urbanas del departamento Central, con preguntas sobre la situación propia y del país, percepción sobre el futuro de la economía, capacidad de ahorrar, posibilidades y disposición para realizar inversiones, entre otras. La confianza de la gente está en el nivel más bajo desde el fin de la pandemia, al borde de la franja de pesimismo. En febrero de 2025 el ICC cayó a 50,51 puntos por primera vez en más de dos años y, significativamente, por primera vez desde que asumió Santiago Peña. Otros indicadores también registraron caídas llamativas.

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Una noticia que pasó más o menos desapercibida, pero que reviste suma importancia, es la abrupta caída del Índice de Confianza del Consumidor (ICC), un indicador que surge de una encuesta mensual realizada por el Banco Central del Paraguay en hogares de diferentes estratos socioeconómicos en Asunción y áreas urbanas del departamento Central, con preguntas sobre la situación propia y del país, percepción sobre el futuro de la economía, capacidad de ahorrar, posibilidades y disposición para realizar inversiones, entre otras. La confianza de la gente está en el nivel más bajo desde el fin de la pandemia, al borde de la franja de pesimismo.

En febrero de 2025 el ICC cayó a 50,51 puntos por primera vez en más de dos años y, significativamente, por primera vez desde que asumió Santiago Peña. En enero se había ubicado en 56,94 y en febrero del año anterior, en 56,36. El índice se había mantenido bastante elevado, con picos de hasta 60, acompañando el ciclo de crecimiento económico, pero la suba de precios de la canasta familiar, el aumento del dólar, la persistencia de escándalos de sobrefacturaciones y corrupción, los problemas institucionales y las señales del inicio de una desaceleración, con efectos en los bolsillos y en las oportunidades, parecen estar minando el ánimo en la sociedad.

En subíndice de “situación económica”, que mide la economía actual del hogar y la percepción sobre la economía general del país, registró una pronunciada caída, a 35,34 puntos, casi siete por debajo del de enero último y del de febrero de 2024.

En cuanto al de “expectativa económica”, que se refiere a lo que se vislumbra para el futuro, si bien la gente no pierde las esperanzas, cada vez es menos optimista. El subíndice se ubicó en 65,67 puntos, cinco por debajo de los 70,58 de esta misma época del año pasado.

Igualmente, bajó la predisposición al ahorro. Menos del 20% de los encuestados (19,75%) respondió tener posibilidades de ahorrar, resultado inferior al de enero de 2025 y de febrero de 2024, mientras que también hubo una sensible reducción interanual en la predisposición a adquirir bienes perdurables, como electrodomésticos, motos, autos y casas.

Entre los posibles motivos se mencionan la suba de precios, la apreciación del tipo de cambio y el costo de la financiación. La inflación está experimentando un repunte llamativo, con un nivel interanual del 4,3% a febrero en el índice general, fuera del rango del BCP y muy por encima del registrado en el mismo mes del año anterior, cuando fue del 2,9%. Ese es el promedio general. Más importante aún, los precios han subido más en productos de primera necesidad, como alimentos, transporte y educación, lo que afecta más a las familias y se siente más en los hogares.

El Índice de Confianza del Consumidor es muy importante por varias razones. En primer lugar, no tiene ningún sesgo político, está elaborado por una institución oficial y refleja la percepción y las expectativas de la gente común y corriente, la que todos los días sale a realizar sus actividades y a procurarse sus ingresos, por lo que, en general, su opinión se refiere a su propia realidad y no está sujeta a ningún preconcepto ni a favor ni en contra del Gobierno.

En segundo lugar, el nivel de confianza en la sociedad es un factor clave para el desempeño económico, porque son los ciudadanos, no los Estados ni los gobiernos, los que realizan la actividad económica. Una economía es la suma e interacción de millones de voluntades individuales, y el crecimiento o la retracción dependen directamente de qué condiciones y oportunidades encuentran esas personas para tomar sus decisiones sobre consumo, ahorro, inversión, producción, endeudamiento, riesgos, innovación.

Y en tercer lugar, los cambios y reformas que deben realizarse en el país para elevar su potencial de desarrollo conviene hacerlos en momentos de optimismo, para garantizar el apoyo de la sociedad a medidas que pueden ser difíciles en el corto plazo, pero que darán frutos a mediano y largo alcance.

La última vez que el ICC estuvo en 50 fue en noviembre de 2022, al final de la pandemia. Que vuelva a estarlo es una señal de que la economía se está desacelerando y de que ha comenzado el desgaste del Gobierno, al que ya no se le cree como al principio. Se ha perdido un tiempo valioso y, salvo que Santiago Peña consiga dar un efectivo golpe de timón, la pérdida del voto de confianza de la ciudadanía pronto será irreversible.

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