La diputada Rocío Abed (ANR, cartista) fue esta semana blanco de críticas por parte de la ciudadanía y aplausos por parte de algunos adulones y colegas que piensan como ella, como el diputado Rodrigo Gamarra (ANR, cartista). La misma comparó la masiva concurrencia que tuvo un evento social cafetero con la “prosperidad del país”. La parlamentaria cartista leyó un manuscrito en el cual señalaba con énfasis y convicción que “salir a gastar en ‘latte vainilla’ y ‘cheesecake’... es lo que hace una sociedad que está viva, que se da los gustos, que apuesta por el trabajo, la cultura y el encuentro”.
También habló del movimiento comercial de Ciudad del Este, donde la parlamentaria posee una mansión y donde su esposo, Justo Zacarías Irún, actual director nacional de Itaipú –donde gana 120 millones de guaraníes mensuales–, fue gobernador durante el periodo 2013-2018, diciendo que la ciudad esteña atrae diariamente a turistas brasileros y argentinos. Señaló además, como criterio comparativo del índice de crecimiento económico del país, la cantidad de personas que visitan la Expo de Mariano Roque Alonso.
Estas expresiones, que no concilian con la realidad general paraguaya, y que no pueden considerarse como elementos objetivos de medición de pobreza o crecimiento económico de un país o una región, solo denotan que los políticos cartistas viven en una burbuja de ensueño, entre algodones y coro de ángeles que les brindan el poder temporal y los salarios que perciben, ya que en un mes de baja productividad parlamentaria perciben lo que un paraguayo promedio ganaría en 1 año de trabajo, levantándose a las 5 de la mañana, esperando el ómnibus en completa oscuridad y rogando no ser asaltado en la espera, llegando a su puesto de trabajo a las 7 y trabajando hasta la tarde, probablemente sin posibilidad de ir a gastar en “latte vainilla” y “cheesecake”. Sin embargo, para Rocío Abed, Rodrigo Gamarra y otros legisladores que prefieren ver la realidad con los lentes del simplismo y la comodidad, esto es sinónimo de progreso y bienestar.
Pero pese a que la citada parlamentaria, su colega Gamarra, otros políticos cartistas y el propio Presidente de la República buscan constantemente echar la culpa a los medios de comunicación de intentar “desinformar” a la ciudadanía cuando no se adhieren al relato del “país de las maravillas” que ellos intentan afanosamente “vender” al pueblo paraguayo, la verdadera cara del país no tardó en hacerse notar. Horas después de que la diputada Abed comparaba la prosperidad de Paraguay con las tazas rebosantes de café latte, el techo de una escuela en la compañía Espajín, distrito de Horqueta, se desplomaba por completo, fortuitamente en receso invernal, lo que evitó que el desplome se produzca sobre los alumnos que concurren a dicho centro educativo.
Un hecho similar ocurrió meses atrás en otra escuela, esa vez en la ciudad de Curuguaty, en una de cuyas aulas se desplomó el techo en horas de la madrugada. En dicha oportunidad, la directora refirió que llevaba tiempo pidiendo trabajos de refacción pero no obtuvo respuestas ni interés por parte de las autoridades locales y educativas. También en Caaguazú ocurrió otro hecho lamentable, donde una parte del techo de la escuela ubicada en la compañía Capillita, del distrito RI3 Corrales, cayó al ceder el maderamen de la estructura que data de ocho años aproximadamente. Pero el Gobierno prefiere jactarse de la ley de eliminación de letrinas. Tal vez esté convencido de que eliminando las letrinas en las escuelas públicas, los niños y niñas gozarán de la misma “prosperidad” que los hijos de esos políticos que estudian en universidades extranjeras.
Mientras tanto, el Presidente de la República sigue recorriendo el mundo y calificando cada cosa como “histórica” en sus fastuosos viajes. En el último al Reino Unido a bordo de jet privado, aterrizó en el Viejo Continente con los lujos que costaron al pueblo paraguayo aproximadamente mil millones de guaraníes solo en el vuelo, sin contar con gastos de viáticos y alimentación suya y de su comitiva. ¿Cuántos techos de escuelas se podrían reparar con G. mil millones?
Lo que sí es “histórica” es la deuda que pesa sobre el pueblo, parte de la cual podría saldarse reduciendo drásticamente las giras de altos funcionarios, los incrementos presupuestarios superfluos, los aumentos de las dietas de los legisladores que poco servicio prestan al país, las contrataciones de una larga lista de parentela y amigos del poder, que se encuentran rebasados como las tazas de café que imagina la diputada Abed. No todo es “histórico” lo que hace el Gobierno de Santiago Peña, pues la realidad en las escuelas y hospitales, la falta de seguridad y la dificultad de llegar “a fin de mes” evidencian que las palabras de los gobernantes son simples discursos vacíos. La realidad de los paraguayos no se mide por quienes pueden comer un cheesecake, sino por lo que no se encuentra al abrir la heladera.