Audios filtrados revelarían grotesca estrategia de corrupción en el Senado

Los audios filtrados donde se escucha a quienes supuestamente serían los tránsfugas senadores Norma Aquino, vulgarmente conocida como Yamy Nal, y Javier Vera, alias Chaqueñito, de ser confirmada su autenticidad, demostrarían los más grotescos mecanismos de corrupción en el Senado y el “jugoso” interés de saltar de carpa en carpa e intentar acomodarse en las filas del cartismo.

En estos audios, cuyo peritaje de veracidad debe ser considerado PRIORIDAD para el Ministerio Público, se escucha a ambos senadores mofarse de sus “negociados” en el Congreso, con el dinero público y con la impunidad que les otorga la afinidad con el poder de turno. Si bien en el caso de Chaqueñito el mismo había sido expulsado de la bancada de Honor Colorado tras la divulgación de videos íntimos y su denuncia a un joven por sextorsión, al parecer aún sigue teniendo protección cartista siempre que pueda aportar un “voto útil”.

En el caso de Yamy Nal, no pierde oportunidad para dedicar canciones en plena sesión del Congreso en señal de sometimiento y adulación, o colgarse del cuello de los “popes” de turno en las fotos, lo cual parece que hasta ahora le ha valido la protección cartista pese a su aparente incompetencia para el cargo de representación popular que ostenta. Estas muestras de sumisión socavan la independencia que debe tener para no defraudar el mandato constitucional que recibió al jurar ante Dios y la patria.

De confirmarse la veracidad de los audios, que fueron compartidos por la 780 AM, estaríamos ante uno de los fraudes al pueblo más graves en los últimos tiempos. Entre las frases audibles que podrían constituir no solo traición a la patria sino hechos criminales de relevancia penal, se oye a Chaqueñito decir a su colega: “¿Sabés con quién tenés que estar bien para estar tranquila? Con Pedro Alliana”, y a Yamy Nal responder: “Metete nomás ya (al Partido Colorado), porque allí nunca te van a tocar”. Esta frase solo confirma la percepción ciudadana expresada en las redes sociales, de que en el Congreso, la impunidad, la inamovilidad y la protección tienen un precio: la fidelidad al cartismo.

Luego se oye a Chaqueñito confesar que fue a visitar a Justo Zacarías Irún, actual presidente de Itaipú y hombre fuerte del cartismo, y que en esa ocasión le dijo: “Yo ya cumplí con tu hermano y ahora espero que cumplas conmigo”, a lo que Yamy Nal le responde que ella había pedido tres cargos para tres personas. (Señores senadores, ¿no existe aquí algo que se llama tráfico de influencias). A su turno, Vera termina confesando que le había pedido un vehículo de Itaipú para cobrar mensualmente, y que sus votos cuestan la friolera de 20.000 dólares. Si esto se parece a un mercado, será simple coincidencia.

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Estos audios, atribuidos a los senadores Yamy Nal y Chaqueñito, pintan de cuerpo entero la podredumbre de la clase política, la venta de votos, la repartija de cargos, el clientelismo, los privilegios, la protección y el blindaje que da la cofradía a sus leales hasta que en algunos casos se vuelva imposible seguir sosteniéndoles la mano, como en el caso de Óscar “Nenecho” Rodríguez, pero solo cuando es imposible seguir ocultando al muerto en el ropero.

Este tipo de conductas son solo comparables con el daño que ocasiona el crimen organizado o aún peor, porque la corrupción y la traición de quienes juraron representar al pueblo matan la democracia, la igualdad de oportunidades, el progreso del país y la justicia social.

¿Hasta cuándo seguirá el poder de turno garantizando que sigan en sus curules quienes no solo defraudan los votos, sino que buscan enriquecerse y pagar favores con el dinero del pueblo? Sostener a quienes pergeñan conductas propias de una gavilla de mafiosos solo sirve para consolidar un esquema que en nada se diferencia de los cárteles criminales.

Como dice una conocida frase: “El poder no cambia a las personas, sino que muestra lo que realmente son”. Más aun cuando tienen la protección de una estructura con los votos necesarios para “salvar” a sus lacayos y expulsar a sus opositores.

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