Asunción está en manos de muchos que propiciaron su debacle

Según el concejal Álvaro Grau, en la administración del exintendente Óscar “Nenecho” Rodríguez se produjo “la mayor malversación de fondos de la historia de la Municipalidad de Asunción”, opinión con la que coincidieron también otros políticos. Para llevar adelante su malhadada gestión, el ahora exjefe comunal tuvo que contar con el apoyo de una gran mayoría de los ediles, entre los que figuraba el actual intendente, Luis Bello (ANR, cartista), quienes le aprobaban sus balances y sus proyectos, pese a que eran cuestionados por técnicos y rechazados por la ciudadanía, como el fracasado intento de vender valiosos terrenos en la Costanera Norte. El calificativo de Grau y otras personas tuvo que ver, sobre todo, con el desvío de parte de 512.318 millones de guaraníes recaudados mediante la emisión de bonos para obras de infraestructura, muchas de las cuales no fueron ejecutadas. El informe del exinterventor Carlos Pereira señala que, en efecto, bajo las presidencias de los concejales César “Ceres” Escobar (ANR, cartista) y Luis Bello, la Junta Municipal aprobó las rendiciones de cuentas de 2023 y 2024.

A juzgar por lo manifestado por el concejal Álvaro Grau, en la administración del entonces intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez se produjo “la mayor malversación de fondos de la historia de la Municipalidad de Asunción”, opinión con la que coincidieron también otros políticos. Para llevar adelante su malhadada gestión, el ahora exjefe comunal tuvo que contar con el apoyo de una gran mayoría de los ediles, entre los que figuraba el actual intendente, Luis Bello (ANR, cartista), quienes le aprobaban sus balances y sus proyectos, pese a que eran cuestionados por técnicos y rechazados por la ciudadanía, como el fracasado intento de vender valiosos terrenos en la Costanera Norte.

El calificativo de Grau y otras personas tuvo que ver, sobre todo, con el desvío de parte de 512.318 millones de guaraníes recaudados mediante la emisión de bonos para obras de infraestructura, muchas de las cuales no fueron ejecutadas. El informe conclusivo del exinterventor Carlos Pereira tuvo buen cuidado en señalar que, en efecto, bajo las presidencias de los concejales César “Ceres” Escobar (ANR, cartista) y Luis Bello, la Junta Municipal aprobó las rendiciones de cuentas de 2023 y 2024, pese a que la inmensa suma referida sirvió, sobre todo, para el pago de los salarios del abultado personal, violándose así el art. 197 de la Ley Orgánica Municipal (LOM), que prohíbe operaciones de crédito público para financiar gastos corrientes.

Más aún, en el rotundo documento, que desnudó una serie de graves desatinos gerenciales, se lee que el desvío de los fondos “hace responsables de tal infidelidad e ilegalidad a los administradores públicos que la realizaron, consintieron o no impidieron”. Esto implica que la investigación en curso del Ministerio Público debe alcanzar no solo al impresentable exintendente, sino también al actual y a los concejales que aceptaron las ejecuciones presupuestarias de los años mencionados. Es de recordar que el art. 276 de la LOM no solo responsabiliza penal y civilmente al jefe municipal y a los funcionarios por incumplir sus disposiciones; también dice que los ediles serán responsables, con sus bienes, por los daños causados a la Municipalidad al haber autorizado actos y operaciones en violación de las normas legales, salvo aquellos que hubieran hecho constar en acta su disidencia en la respectiva sesión o los ausentes con permiso previo, lo que al parecer no fue el caso de Bello y los demás serviles concejales.

Los ediles que consintieron el desvío de fondos habrían sido partícipes necesarios, pero, increíblemente, uno de ellos está hoy al frente de la administración municipal, como si hubiera sido del todo ajeno a la barbaridad cometida. Es evidente que el corresponsable de una de las “terribles prácticas ilegales” perpetradas, al decir del exinterventor, mal podría depurar la Municipalidad de los groseros vicios que estuvo admitiendo, por decir lo menos. De hecho, se muestra un heredero leal de su antecesor al pretender, por ejemplo, volver a rematar, casi un año después del primer intento fallido y sin contar aún con un plan de desarrollo urbano, seis hectáreas aledañas a la Avenida Costanera Norte.

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La cuestión sería atenuar la debacle financiera causada por la corrupción y el clientelismo rampantes, es decir, para ir pagando deudas, aunque más no sea malbaratando un bien municipal. En el Presupuesto proyectado para 2026 se estima que se recaudarán 176.634 millones de guaraníes (25 millones de dólares) por el remate del inmueble, esto es, la misma suma que el fracasado Nenecho creía poder conseguir a toda costa para ir tapando agujeros. Es curioso que su reemplazante niegue que se vaya a realizar una subasta incluida en el documento que él mismo presentó a la Junta Municipal. ¿No lo leyó o es un caradura de marca mayor? En fin, de tal palo tal astilla: quien secundó al ya imputado en el caso de los “detergentes de oro”, mal podría apartarse del sendero abierto por él.

Atendiendo a los postulados de la LOM que mencionamos más arriba, los concejales que apoyaron el descalabro municipal no deberían estar dirigiendo orondamente la comuna capitalina, sino deberían estar siendo investigados, junto con el intendente obligado a renunciar. De lo contrario estaríamos ante un simple cambio “mboka garrótere” (fusil por garrote), como se dice en nuestro idioma nativo. Con Bello y otros seguidores de Nenecho poco se puede esperar para una pronta recuperación de Asunción de la debacle en que se encuentra.