Extremadamente grave

Si se confirman las sospechas expresadas por el diputado colorado Mauricio Espínola acerca de créditos otorgados por Ueno Bank a empresas de su mismo grupo corporativo, estaríamos ante un escenario sumamente peligroso que ya se vivió en Paraguay en la década de 1990, con terribles consecuencias. Como regla, los bancos no deben prestarse a sí mismos con el dinero de sus ahorristas. Si lo hacen, solamente lo tienen permitido hasta un porcentaje pequeño de sus carteras, lo cual debería ser aun más estricto en una entidad cuya mayor fuente de depósitos es el sector público y el Instituto de Previsión Social. Según la información que maneja el diputado Espínola, esos límites se traspasaron con maniobras elusivas y con la complaciente vista gorda del Banco Central del Paraguay. Si hay algo con lo que no se puede jugar es con el dinero de los ahorristas, públicos y privados, en el sistema financiero.

Si se confirman las sospechas expresadas por el diputado colorado Mauricio Espínola acerca de créditos otorgados por Ueno Bank a empresas de su mismo grupo corporativo, estaríamos ante un escenario sumamente peligroso que ya se vivió en Paraguay en la década de 1990, con terribles consecuencias. Como regla, los bancos no deben prestarse a sí mismos con el dinero de sus ahorristas. Si lo hacen, solamente lo tienen permitido hasta un porcentaje pequeño de sus carteras, lo cual debería ser aun más estricto en una entidad cuya mayor fuente de depósitos es el sector público y el Instituto de Previsión Social. Según la información que maneja el diputado Espínola, esos límites se traspasaron con maniobras elusivas y con la complaciente vista gorda del Banco Central del Paraguay.

Espínola solicitó a la Comisión Permanente del Congreso que pida informes al BCP sobre el uso de la figura de “anticipos por compras” entre Ueno Bank y, específicamente, la compañía de software ITTI, ambas pertenecientes al Grupo Vázquez, como un posible mecanismo para transferir fondos a empresas vinculadas por encima de los topes tolerados por la ley y las reglamentaciones.

De acuerdo con un estudio contable realizado por el equipo de asesores del diputado, desembolsos registrados como anticipos por compras de bienes y servicios funcionan como préstamos encubiertos intragrupo superiores al 20% del patrimonio efectivo del banco, que es el máximo establecido en la Ley 5787/16, “De modernización y fortalecimiento de las normas que regulan el funcionamiento del sistema financiero paraguayo”, y en la Resolución 3/2017, “reglamentación de los límites de operaciones para bancos y financieras”, del propio Banco Central.

“El estudio que nos hizo nuestro equipo revela que desembolsos de Ueno Bank a ITTI fueron registrados como anticipos por compras de bienes dentro de una cuenta operativa del rubro créditos diversos. En la práctica son préstamos encubiertos a una empresa del mismo grupo superiores al límite, que es de 20.000 millones de guaraníes” (las negritas son nuestras), declaró Espínola.

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“El informe también alerta sobre señales de riesgo que han sido observadas por auditores públicos y privados: anticipos que se renuevan sin justificación, montos desproporcionados, falta de documentación de respaldo y saldos que permanecen abiertos durante meses o años. Esto puede indicar financiamiento intragrupo disfrazado, afectando la solvencia del banco y la transparencia del sistema” (las negritas son nuestras), añadió.

Los “préstamos vinculados” son uno de los movimientos más riesgosos en el ámbito financiero y nuestro país lo sufrió en carne propia. Estuvieron en el centro de las sucesivas crisis de los años noventa, en las que hubo decenas de miles de ahorristas estafados, el mayor de los cuales fue justamente el IPS, y enormes pérdidas de dinero del Estado y del BCP por subrogación de pasivos y fallidos planes de salvataje. El IPS perdió, por lo menos, 900 millones de dólares del aporte obrero-patronal.

La diferencia es que en aquella época no existía un adecuado marco regulatorio, por lo que tales prácticas no eran estrictamente ilegales, aunque sí muy irresponsables, por decir lo menos. Accionistas de bancos y financieras fondeaban sus otros negocios sin exigencias escrupulosas y sin análisis realistas de factibilidad, con desastrosos resultados. A raíz de la calamitosa experiencia se introdujeron en el país las llamadas “normas de Basilea”, que incorporaron criterios de prudencia internacionalmente aceptados y apuntalaron desde entonces la solidez del sistema financiero paraguayo.

Si es cierto que nuevamente se están deslizando ese tipo de maniobras de manera encubierta, eludiendo las normas vigentes y, para peor, con la anuencia tácita de los órganos supervisores, ello sería extremadamente grave.

Existen legítimos temores sobre la calidad de la fiscalización a Ueno Bank, una entidad cercana al poder. No se puede desconocer que el titular del Banco Central, Carlos Carvallo Spalding, era presidente de Ueno, en proceso de convertirse en banco, cuando fue nombrado en su alto cargo por Santiago Peña, quien, a su vez, en ese momento era formalmente socio comercial del Grupo Vázquez. Coincidentemente, en los pocos más de dos años que lleva Peña en el Gobierno, Ueno Bank escaló al segundo lugar entre las entidades con mayor captación de depósitos del sector público, solo por detrás del Banco Nacional de Fomento, con 653 millones de dólares a septiembre de 2025, de los cuales unos 330 millones corresponden al IPS.

El Banco Central debe aclarar de inmediato esta situación. Quizás exista una explicación convincente y se trate de una falsa alarma. Sería lo ideal. Pero, si no es así, es imperativo que se tomen medidas correctivas urgentes y que se asuman las correspondientes responsabilidades. Si hay algo con lo que no se puede jugar es con el dinero de los ahorristas, públicos y privados, en el sistema financiero.