Héroe que salvó a 25 pasajeros del “Myriam Adela” relata su hazaña

El pasado 10 de febrero se cumplieron 37 años del hundimiento de la embarcación “Myriam Adela” en aguas del río Paraguay y don Eligio González Aponte (79), quien rescató a unas 25 personas, hoy vive en la precariedad, ciego y con los achaques propios de la edad. El héroe de ese naufragio, considerado como el más importante del país, relata su hazaña heroica de aquel día.

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CONCEPCIÓN (Aldo Rojas Cardozo, corresponsal). La embarcación Myriam Adela partió de Asunción el 9 de febrero de 1978 y tenía como destino el Puerto de Vallemí. La última parada que realizó el barco antes de ir a pique por el fuerte viento fue en el Puerto de Concepción, donde muchas personas abordaron.

El “Myriam Adela” no solo era utilizado para el transporte de pasajeros, sino también de importantes cargas. Según reportes periodísticos de la época, la embarcación llevaba 7 toneladas de hierro y varillas para Vallemí.

A Eligio González Aponte (79) lo encontramos en la casa ubicada en el barrio San Antonio de Concepción, donde vive en medio de precariedades con una de sus hijas y su yerno. Recordó aquella tarde fatídica ocurrida en el río Paraguay.

Dijo que en esa época trabajaba en una estancia ubicada en las cercanías de Puerto Kemmerich y su patrón le comunicó por radio que la embarcación “Myrian Adela” llevaba una encomienda para la hacienda.

El puerto donde habitualmente quedaba el barco estaba ubicado aguas arriba del inmueble ganadero, lugar hasta donde se fue en una canoa para esperar la encomienda.

Aquella era una jornada normal sin presagios de lluvia y menos de tormenta comentó. Era cerca de las 19:10 cuando observó el “Myriam Adela” a unos 1.000 metros de donde estaba; a esa distancia generalmente cuando traía encomienda ya hacía sonar una bocina y esa vez no lo hizo.

Se produjo un aguacero y después de unos minutos un fuerte viento, que apenas duró unos segundos, que hizo volar el techo de una construcción cercana de donde estaba, recordó.

La magnitud del viento le obligó a caminar hasta donde estaba su canoa, que había dejado no muy bien amarrada en la barranca cercana. Al llegar al sitio escuchó pedidos de auxilio.

Cuando miró hacia el barco vio a muchas personas que intentaban salvar sus vidas y sin dudar remó, a pesar de que las olas alcanzaban aproximadamente un metro. A unos 50 metros de la costa encontró a un hombre nadando y fue el primero en subir a la canoa, que tenía seis metros.

Eran muchas las que pedían auxilio, pero don Eligio se acercaba a quienes veía en peores condiciones.

La escena era espantosa, comentó. Se veían personas por todos lados; el viento los había arrojado del barco en distintas direcciones.

Alzó en la canoa a unas 13 personas y ya no pudo rescatar a otras que pedían socorro. Cuando volvió, salvó a otras 12 personas, entre hombres y mujeres.

Unas 60 personas murieron, otras 30 desaparecieron y cerca de 50 fueron las que lograron sobrevivir.

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