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Enrique Sarubbi es responsable del papelón que pasa la justicia paraguaya: en octubre de 2014 ganó una demanda que planteó contra su suegro, Francisco Feliciano Duarte, quien murió en junio de 2000.
Ridículo hasta el extremo: el muerto fue condenado a entregar su finca; como si fuera poco, no pudo ejercer una defensa garantizada por la misma Constitución Nacional.
El juez de Capiatá, Manuel Saifildin Stantey, tuvo a su cargo el juicio donde Feliciano “Manito” Duarte fue declarado “rebelde”
Lo grave es el silencio de la Corte Suprema de Justicia: la sala civil se encarga de mantener vivo el caso que afecta a un muerto.
El 3 de agosto pasado, el ministro Raúl Torres Kirmser remitió a Ciudad del Este copia de la tercera recusación planteada por Enrique Sarubbi contra el pleno del tribunal de apelación.
Torres Kirmser recibió ya en junio el informe de los tres camaristas. Mintió al decir que faltaba la documentación de la magistrada Alba García de Zúñiga.
El 8 de agosto, el tribunal de Ciudad del Este respondió el pedido de informes y dejo constancia de que fueron enviados ya en junio.
Sarubbi recuso a 11 jueces del ámbito civil, en tres oportunidades diferentes. Hasta hoy no fue sancionado por la Corte.
Enrique Sarubbi inició una acción de interdicto el 12 de febrero de 2015. El juicio no puede continuar porque traba toda intervención de los tribunales con recusaciones sucesivas.
A partir del 19 de febrero de 2015, Sarubbi ocupo la finca 531 de Minga Guazú, propiedad de HB Inmobiliaria; fue desalojado el 16 de diciembre último.
La orden de tomar posesión del inmueble de Minga Guazú fue dictada por la jueza Máxima Meza, de Ciudad del Este.
Por este caso, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados inició proceso a los jueces Manuel Saifildin Stanley y Máxima Meza.
El 7 de junio pasado, el Jurado de Magistrados resolvió dictar sentencia con relación a ambos jueces; pasaron casi tres meses y el expediente aún duerme el sueño de los justos.
¿Para cuándo la sanción?
roque@abc.com.py