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Consideran que “la falta de objetividad de las publicaciones a estas alturas dañan y perjudican nuestra imagen como sacerdotes, pues se nos ha expuesto a la crítica pública, al descrédito y el menosprecio por los calificativos injustos utilizados en contra de nuestras personas, afectando nuestro honor y reputación y, por ende, la imagen de la propia Iglesia Católica”.
Los sacerdotes aseguran que, “para coadyuvar en la justa investigación”, ambos fueron separados y suspendidos en el ejercicio del ministerio por los superiores inmediatos de la congregación Oblatos de María Inmaculada, quienes han dado estricto cumplimiento desde el día siguiente de la supuesta denuncia del protocolo de procedimiento de la Conferencia de Religiosos del Paraguay (Conferpar).
Los curas oblatos indicaron que las denuncias ante el Ministerio Público carecen de un sustento probatorio ni legal y “fueron formuladas con una clara intención mediática y que han causado un daño irreparable”.
Finalmente, el comunicado de los religiosos suspendidos aclara que por la Constitución Nacional gozan de la presunción de inocencia hasta que sentencia judicial firme y ejecutoriada demuestre lo contrario, y aclaran que, por tanto, está en el libre derecho de la defensa.
El presbítero Gustavo Ovelar, párroco y de Paso Yobái, y Francisco Bareiro, exvicario, fueron denunciados por abusos y acosos a siete adolescentes y jóvenes. Una de las presuntas víctimas incluso aseguró que se vio obligado a abandonar el país “para evitar el martirio”.