Impedida de acceder a la reelección inmediata, Bachelet le entregó el cargo en 2010 a Sebastián Piñera, el primer mandatario de derecha en más de dos décadas en Chile, quien rompió la hegemonía tras cuatro gobiernos consecutivos de centro-izquierda.
Apoyada por una popularidad sin precedentes, Bachelet regresó a Chile en marzo –después de estar casi tres años a cargo de la oficina ONU-Mujer en Nueva York–, y aceptó volver a postularse a la Presidencia.
Pero ahora prometió poner en marcha tres reformas que no incluyó en su anterior gobierno: el cambio de la Constitución que data de la dictadura de Pinochet, una reforma tributaria y otra educacional para instaurar la gratuidad a nivel universitario en seis años.
Las encuestas le dan ventaja a Bachelet, apoyada casi por los mismos con los que gobernó hasta hace cuatro años.
Un sondeo de la Universidad Diego Portales, revelado ayer, le entregó un 37,7% de intención de votos, seguida de lejos por Matthei (12,3%).