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“La idea de que el mundo se acabará súbitamente, por una causa cualquiera, es absurda”, declaró David Morrison, científico de la NASA y especialista de la vida en el espacio.
“La Tierra existe desde hace más de cuatro mil millones de años, y pasarán muchos más antes de que el Sol vuelva inhabitable nuestro planeta”, insistió el científico que fustigó las “rídiculas” versiones que predicen el fin del mundo para el 21 de diciembre 2012, injustamente atribuido al calendario maya.
En unos 5.000 millones de años, el Sol se transformará en “gigante rojo”, pero el creciente calor habrá, desde mucho antes, provocando la evaporación de los océanos y la desaparición de la atmósfera terrestre. El astro solar se enfriará después, hasta extinguirse, pero eso ya no nos concernerá, explica.
“De aquí a entonces, no existe ninguna amenaza astronómica o geológica conocida que podría destruir la Tierra”, aseguró David Morrison.