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“Hoy no es un día de fiesta porque no hay que olvidar a las 32 personas que murieron en la tragedia del Concordia y a la otra que falleció después, en las labores de reflote”, afirmó el primer ministro italiano, Matteo Renzi, a su llegada al puerto de Génova.
Le quedan pocos meses de vida a este crucero en el que un día el lujo inundó los pasillos, pero que ahora es solamente ruina.
Durante la mañana de ayer, la embarcación llegó al astillero de Prà Voltri de Génova, donde permanecerá los próximos cuatro meses.
Lo hizo arrastrada por dos remolcadores y acompañada de otras 12 naves de supervisión, entre ellas una española y otra panameña.
Tras su llegada al puerto, los responsables del proyecto del Concordia procedieron a su amarre, un proceso que duró cerca de cuatro horas.
En estos momentos, la nave ya está amarrada en el astillero de Prà Voltri, donde los trabajadores genoveses retirarán todo tipo de mobiliario que no sea metálico, previsiblemente hasta finales de año. Después, será trasladado al astillero de Sampierdarena, siempre dentro del puerto de Génova, donde será desguazado.
El proyecto comenzó el pasado setiembre, cuando el barco fue enderezado y apoyado sobre una plataforma submarina en la isla de Giglio.
La embarcación estaba entonces en posición vertical, aunque seguía sin poder flotar.
Pero el 14 de julio la nave logró desprenderse de la plataforma artificial y elevarse con ayuda de unos grandes contenedores metálicos.
Posteriormente, el 23 de julio, salió desde el puerto de Giglio con dirección norte, donde descansa ahora, cuatro días después.