Los principales desafíos de este año

Los desafíos de 2013 se extienden de los desiertos de Medio Oriente hasta el sur del Sahara, desde las montañas asiáticas hasta los conflictos en curso en regiones donde están hablando más las armas que la diplomacia.

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Uno de los focos estará puesto sobre la ingobernable Siria y la potencial amenaza nuclear de su aliado iraní, pero también en los intentos de retiro en Afganistán, sin olvidar la incógnita gubernamental que anida en Egipto y otros países de la “Primavera Árabe”.

Mientras tanto, la galaxia terrorista, cada vez más armada, atormenta el tablero internacional y la violencia contra las mujeres, que el año que terminó alcanzó niveles alarmantes, amenaza con tomar nuevo impulso tras la tragedia que cerró 2012: la muerte de la joven india violada grupalmente.

Mandela

En el continente africano, Nelson Mandela, convaleciente después de 19 días ingresado en un hospital, pasó la Nochevieja en familia.

El presidente sudafricano, Jacob Zuma, llamó a sus compatriotas a rezar para que el héroe de la lucha antiapartheid y premio Nobel de la Paz 1993 pueda soplar las 95 velas el próximo año.
Chávez

En Caracas, el agravamiento del estado de salud del presidente Hugo Chávez, hospitalizado desde hace 20 días en La Habana para someterse a una cuarta operación por el cáncer que padece, llevó a suspender las celebraciones oficiales de fin de año y abrió un panorama político cargado de incertidumbre.

Los países de la región, como Brasil, se preparan ante la convulsión interna que podría vivir el país, si el caudillo venezolano no puede seguir en el poder.
Medio Oriente y Magreb

La comunidad internacional deberá vérselas con la desintegración del sistema de poder de Bachar al Asad en Damasco. Y, si una opción militar al estilo de Libia por el momento parece excluida, no está dicho que al final no se decida darle el golpe de gracia.

Hasta ahora, todos los intentos de mediación fracasaron y la violencia entre rebeldes y fuerzas leales al régimen dejó más de 45.000 muertos en 21 meses, según una ONG.

De Damasco a Teherán, el paso es muy breve. E Irán, que apoya a Siria y le provee armas, consejeros y dinero, está en la cúspide de las numerosas preocupaciones de las cancillerías, no solo por sus alianzas sino también por los aproximadamente 140 kilos de uranio enriquecido que se estima posee Teherán.

Pero también Afganistán, en absoluto estabilizado tras más de una década de intervención armada, corre el riesgo de empeorar precisamente en 2013, víspera crítica del anunciado retiro internacional en 2014.

En 2012 hubo más de 1.000 soldados afganos muertos en combate, una cifra récord desde 2001 que alimenta las dudas sobre la capacidad del ejército nacional de brindar alguna garantía antitalibán tras la partida de las fuerzas internacionales.

Entretanto, las variantes del Islam, del integrista al moderado, son muchas y a veces de enfoque imprevisible.

Si la aclamada Revolución de los Jazmines, en Túnez, cayó en manos de los salafistas y la disgregación de la Libia de Muamar al Gadafi aprovisionó de armas a todo el Sahara, precipitando en el caos a países antes moderados como Mali, también Egipto se convirtió en una incógnita.

El Hermano Musulmán Mohammed Morsi, reforzado por el sí a su nueva Constitución pero apremiado por las protestas de la oposición del Frente de Salvación Nacional y la crisis económica, sin duda provoca más temor que su predecesor, el laico Hosni Mubarak.

Sin embargo, en Medio Oriente el interlocutor, para Estados Unidos e Israel, sigue siendo Egipto.

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