Miles de muertos en Irak en 10 años

WASHINGTON (EFE). Diez años después del inicio de una guerra que comenzó con un argumento falso, costó la vida a más de 4.000 de sus soldados y cerca de un billón de dólares, Estados Unidos encuentra pocos motivos para conmemorar, menos aún dada la persistente inestabilidad en Oriente Medio.

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Con el argumento de que el Gobierno de Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva y nexos con los extremistas de la red terrorista Al Qaeda, EE.UU. se embarcó el 20 de marzo de 2003 en la guerra de Irak, en medio de una fuerte oposición internacional.

El presidente entonces, George W. Bush, cantó victoria demasiado pronto con el mensaje de “misión cumplida” que presidió el discurso que dio a bordo de un portaaviones dos meses después del inicio de la guerra, tras haber tomado el control del Bagdad.

La polémica invasión fue diseñada por la Administración Bush con el apoyo escenificado en la Cumbre de las Azores del Gobierno británico de Tony Blair, el español de José María Aznar y el portugués de José Durao Barroso, y sin la aprobación de Naciones Unidas.

Para el profesor emérito de Ley Internacional en la Universidad de Princetown Richard Falk la guerra no solo fue un desastre desde el punto de vista de la política exterior estadounidense sino también un serio revés para el derecho internacional.

“La ONU dañó su imagen al no reforzar su negativa a conceder autorización a EE.UU. y su coalición”, dijo en una columna de opinión.

Similar valoración negativa hace Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa, quien considera que “Irak fue un conflicto innecesario porque Sadam Husein no ocultaba armas de destrucción masiva y no tuvo nada que ver con los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001 como se sugirió”.

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