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“Con gran tristeza Mark y Carol Thatcher anunciaron que su madre, la baronesa Thatcher, murió tranquilamente después de un ataque cerebral esta mañana”, declaró Bell.
Su leyenda se forjó en su determinación para impulsar la liberalización económica de los años 80, para resistir a las presiones europeístas, para enviar a la Navy a las Malvinas a combatir contra las tropas argentinas en 1982 y en su intransigencia ante el nacionalismo del IRA en Irlanda del Norte.
La que fuera en los años 1980 una de las mujeres más poderosas del planeta terminó su vida en las brumas de la senilidad.
Traicionada por una salud delicada que desde marzo de 2002 le obligó a renunciar a hablar en público, “Maggie” Thatcher resultó muy afectada por la pérdida de su marido, Denis, después de más de 50 años de matrimonio, en junio de 2003.
Este la apoyó a lo largo de toda una carrera que hizo de ella un verdadero “monstruo sagrado” en su país.
Nacida el 13 de octubre de 1925, Margaret Roberts creció en Grantham, en el centro de Inglaterra, donde su padre, Alfred, tendero, repartía su tiempo entre la iglesia metodista y el consejo municipal. En la casa familiar la misa era obligatoria y el trabajo una segunda religión, por lo que la joven salía poco.
Se licenció en química en Oxford en 1947 y luego hizo también estudios de derecho. De esa época data su acercamiento a la política. En 1951 se casó con el empresario Denis Thatcher y dos años más tarde dio a luz a mellizos, Carol, periodista, y Mark, que se dedica a los negocios.
Adicta al trabajo –dormía cuatro horas diarias y trabajaba el resto del tiempo, según sus allegados–, fue elegida por primera vez diputada en 1959 y escaló rápidamente en la jerarquía del Partido Conservador.
Pero aún no vislumbraba su destino. En 1974 declaró: “Se necesitarán años –y no lo veré durante mi vida– para que una mujer dirija este partido o se convierta en primer ministro”.
Al año siguiente, asumió el liderazgo de los ‘Tories’ y en mayo de 1979 se convirtió en la primera mujer primer ministro del país. Permaneció en el 10 de Downing Street durante 11 años, un récord de longevidad en el siglo XX.
Los sindicatos fueron amordazados, sectores enteros de la economía privatizados y el Estado de bienestar desmantelado. Los impuestos bajaron, al igual que el gasto público.