Paraguayos perdidos en la nieve cuentan cómo se salvaron

Dos cigüeñeros paraguayos, que estuvieron por más de tres días varados en la Cordillera de los Andes, con sus enormes camiones y soportando temperaturas de más de 35 grados bajo cero, relataron a ABC Color cómo pasaron las terroríficas horas, sin saber si saldrían con vida. Volvieron para contarlo.

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Geraldino Duarte (38), con más de 21 años de experiencia recorriendo el trayecto Chile-Paraguay, trayendo automóviles, y Diego Andrés García (29), con 4 años de experiencia, son los dos protagonistas de esta historia de película, digna de ser contada. En la casa donde en la noche del viernes celebraban la hazaña con un asadito conversaron con ABC Color.

–¿Cómo comenzó la historia, Diego?

–Yo salí del Paraguay, dos días antes del Día del Padre, después nos quedamos ese domingo de celebración en un lugar que se llama Pichanal, que queda como a 1.200 km de nuestro país. El lunes salimos y llegamos hasta el Paso de Jama, en la frontera de Chile y Argentina. Allí nos dijeron que el martes íbamos a poder subirnos, pero ese día, no pudimos salir por culpa de una tormenta de nieve. Nos bajamos hasta Susque a unos 120 km de Jama, que es un lugar más estable, donde nos quedamos hasta el sábado y ese día nos dijeron que venía una fuerte tormenta y antes de que llegue teníamos que subir.

–¿Que pasó después?

–Llegamos de nuevo para arriba hasta Jama, pero nos dijeron que el clima era peligroso, y que no se podía subir la cordillera. Dormimos allí a pesar de que en ese lugar no se recomienda porque está a 5.000 metros de altura y por la falta el aire es casi imposible, si no te acostumbras. Es una locura.

–¿Cuándo les tomó la tormenta?

–El domingo, hicimos el control en Migraciones y salimos hacia la montaña. Al llegar al km 105 en Michelon, donde es el lugar más peligroso y respetado a nivel de cordillera, a unos 7.000 metros de altura, vimos una cosa blanca ante nosotros. Sin darnos cuenta ya no veíamos nada. Pensamos que iba a pasar rápido la tormenta y nos quedamos a esperar. Transcurrían las horas y a eso de las 5:00 de la tarde, el camión ya tenía la mitad de las ruedas bajo nieve, las rayas reflexivas de la ruta ya no se veían. Para ese entonces ya eran 104 las cigüeñas varadas. Seguimos confiando en que iba a pasar pronto. La tormenta duró toda la noche, siguió todo el día lunes y martes.

Un frío terrorífico

–¿Cómo se sentían en ese momento?

–Estábamos todos duros, no podíamos orinar y casi no comíamos. Nos bajábamos de los camiones un rato, pero hacía un frío terrorífico. Nos pasaban varias cosas por la cabeza al estar encerrados en los vehículos. Pensábamos en nuestros hijos, parientes, no sabíamos si íbamos a morir congelados. No teníamos la posibilidad de dormir debido a que había poco oxígeno. Fueron momentos de terror. Debimos cocinar dentro de la cabina. Nos acordamos, de las personas que se habían caído con un avión en la Cordillera de los Andes y que estuvieron meses perdidos en la nieve y nos preguntábamos del porqué en la película la tormenta solo duró un día y nosotros ya teníamos el mal tiempo por más de tres días.

–¿Pero lograban mantenerse en calor?

–Teníamos puestas ropas térmicas y con la calefacción de los camiones. Así nos manteníamos un poco con calor. Para ese lunes ya solo diez camiones seguían con motor en marcha y debimos ubicarnos en esos pocos como 170 personas, entre paraguayos, chilenos y bolivianos. El martes, ya con la desesperación de querer verles a nuestras familias, de no saber si íbamos a pasar una noche más con vida, de no poder comunicarnos con las autoridades chilenas o argentinas, ya que no había señal de celulares, dos compañeros, dos toros paraguayos, que no sé ni sus nombres, decidieron volver a Jama. Salieron a la siesta, caminando, los vimos perderse en la nieve, rezando para que llegaran. Ellos –no se sabe cómo– caminaron toda la tarde y la noche. Por suerte paró la tormenta y uno logró llegar a Jama, el miércoles a las 5 de la mañana. El otro se quedó a unos 10 km, porque tuvo una hipotermia.

–Luego vino el rescate...

–Las autoridades argentinas, prácticamente invadiendo tierras chilenas, llegaron con sus máquinas hasta donde estábamos y nos rescataron. Lo que pasamos, con palabras, jamás uno va a poder explicar, sobre todo cuando uno ve que llega la ayuda. Gracias a esos dos compañeros, hoy estamos vivos más de 170 personas. Ellos son los héroes que nos salvaron con su valentía.

–¿Y ahora qué van a hacer?

–Ahora tenemos un nuevo desafío, que es el volver a Michelon, donde están los camiones cigüeñas. No sabemos cómo los vamos a sacar de la nieve y los vamos a volver a hacer arrancar. Va a ser algo digno de ver cómo se hace. Pero en una cosa coincidimos, el haber estado a punto de morir no nos va a quitar las ganas de seguir viajando en las cigüeñas a Chile.

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