Sin tregua, Ucrania está al borde de nueva guerra

Los rebeldes prorrusos que actúan en el este de Ucrania dan por imposible una nueva tregua con Kiev y se preparan para resistir el empuje de las fuerzas ucranianas en sus últimos bastiones, Donetsk y Lugansk, capitales de las dos regiones homónimas con un millón y medio de habitantes entre ambas localidades.

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KIEV (EFE).Uno de los líderes de los separatistas, Andréi Purguín, en una entrevista publicada ayer por el diario ruso “Komsomólskaya Pravda”, esgrimió al menos dos motivos para descartar otra tregua: la falta de voluntad para intercambiar prisioneros y la ausencia de corredores humanitarios.

A su vez, el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, insistió en que está abierto al diálogo con aquellos que estén dispuestos a deponer las armas, a celebrar nuevas elecciones regionales y a negociar la descentralización del poder.

Durante su visita a Slaviansk, hasta este sábado bastión de los sublevados, Poroshenko aseguró que el futuro de las regiones de Lugansk y Donetsk solo lo negociará con sus “verdaderos dueños: los obreros metalúrgicos, los mineros, la gente que representa la mayor fuerza, pero que ha sido coaccionada con las armas”.

La recuperación de Slaviansk y de otras muchas ciudades por las fuerzas ucranianas, que han obligado a los milicianos a atrincherarse en las dos capitales regionales, ha alejado la posibilidad del diálogo entre los dos bandos enfrentados a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional en este sentido.

Según Rusia, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, reconoció ayer en una conversación telefónica con su colega ruso, Serguéi Lavrov, que Kiev se ha alejado de los acuerdos alcanzados la semana pasada entre Kiev, Moscú, Berlín y París para impulsar un alto el fuego bilateral en el este de Ucrania.

Quiénes sí han visto una mejoría en la situación en la zona del conflicto fueron los observadores internacionales de la OSCE, según dijo ayer en Kiev el portavoz de la misión para Ucrania, Michael Bociurkiw.

Tras una visita a Slaviansk, los observadores del organismo internacional constataron la vuelta del suministro eléctrico a la ciudad, aunque lamentaron otros muchos problemas en esa urbe habitada por 120.000 personas antes del inicio de las operaciones militares.

“Se percibe el abandono, un vacío y un silencio preocupantes”, describió Bociurkiw la ciudad que fue durante más de dos meses escenario de los combates más cruentos entre las fuerzas de Kiev y los insurgentes.

Después de que cientos de milicianos se replegaran desde el área de Slaviansk y sus alrededores a Donetsk, los combates más intensos se trasladaron a los accesos a la ciudad de Lugansk y a los tramos de la frontera ruso-ucraniana.

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