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En las calles de la capital de Bangladés, Daca, en un lúgubre 1 de mayo, se realizó una multitudinaria manifestación exigiendo la horca para los dueños de los talleres de confección del edificio que se derrumbó, causando la muerte de más de 400 personas y la desaparición de otras 149.
En los talleres del país, uno de los más pobres del mundo, los obreros trabajan en condiciones miserables para empresas occidentales.
Túnez dedicó el primero de mayo a homenajear al líder de izquierdas Chukri Bel Aid, asesinado el 6 de febrero, en una manifestación multitudinaria convocada por el sindicato Unión General de Trabajadores Tunecinas (UGTT).
En Cuba, el presidente Raúl Castro presidió el desfile por el primero de mayo en la Plaza de la Revolución de La Habana, en una jornada de homenaje al fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez.
En Chile hubo enfrentamientos entre la policía y manifestantes, que dejaron unos dos heridos y cinco detenidos.
En EE.UU., la Unión Internacional de Trabajadores de Servicio (SEIU) realizó actos prestando especial atención al reclamo de una reforma migratoria que ayude a mejorar las condiciones en las que viven millones de trabajadores hispanos.
Los sindicatos franceses celebraron el día divididos y en lugares distintos, con manifestaciones que reunieron a miles de personas y que confirmaron las diferencias que les separan acerca de la política gubernamental.
Francia exhibe cifras de desempleo récord desde que en marzo pasado alcanzó los 3,22 millones de personas sin trabajo.
En las ciudades alemanas de Berlín y Fráncfort manifestantes de izquierda salieron al paso, con acciones de bloqueo y sentadas, de las marchas convocadas por el ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD), sin que hubiera más que algunos altercados menores.
Desempleo
Según las últimas estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay más 197 millones de desempleados en todo el mundo, quienes representan el 5,9% de la fuerza laboral.
Desde que empezó la crisis económica, el incremento total del desempleo ha sido de 28 millones de personas, de las que 4,2 millones perdieron su trabajo en 2012.
El epicentro de la crisis sigue estando en las economías avanzadas, donde se encuentran la mitad de las personas que se quedaron sin empleo en el último lustro.
Además, 39 millones de personas en edad y con capacidad para trabajar han decidido, empujados por la desesperanza, abandonar la búsqueda de una actividad remunerada.