Apuntan a supuesta represalia de “motochorros” en crimen de guardia

Los investigadores y familiares del guardia asesinado por “motochorros” la noche del jueves en Limpio sospechan que el crimen se efectuó en represalia por haber impedido que concretaran un golpe en una ocasión anterior. Informaron también que minutos antes habían asaltado a un playero.

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Los agentes de Investigación de Delitos de Central coincidieron con los familiares del guardia Pedro Fidel Morales (50) en la hipótesis de que los “motochorros” mataron al custodio la noche del jueves último en la fracción Costa Azul de Limpio en represalia porque en una ocasión anterior había impedido que los delincuentes concretaran un asalto callejero en su zona de vigilancia.

“No fue un asalto porque los delincuentes no se llevaron nada, ni el dinero, ni su celular ni el revólver”, afirmaron Francisco y Sebastián Morales, hermanos de guardia ultimado.

“Él estaba sentado en una silla al lado de la caseta. Un muchacho conversaba con él cuando ellos aparecieron. Uno de ellos bajó de la motocicleta y mi hermano le advirtió con palabras, pero cuando el maleante vio que iba a sacar su arma le disparó a quemarropa”, precisaron.

“Se presume que ellos intentaron concretar un asalto en una ocasión anterior y que él lo impidió. Fue por ese motivo que vinieron a matarlo”, añadieron.

Golpe a un playero

Una fuente policial informó por su parte que las principales sospechas del crimen apuntan a dos “motochorros” que momentos antes de efectuarse el asesinato asaltaron a un playero de una gasolinera de Copetrol, ubicada en la compañía Isla Aranda de Limpio.

Agregó que el servicentro cuenta con una cámara de circuito cerrado, cuya filmación será analizada.

Dura explotación laboral

Los familiares informaron que Pedro Fidel Morales se desempeñaba como guardia de la firma “América SA”, una empresa de seguridad privada, cuyo propietario es un excomisario de la Policía Nacional identificado como Eugenio Sánchez, que aparentemente operaba de manera ilegal. Dijeron que trabajaba todos los días por un sueldo de apenas G. 1.400.000, incluso feriados. No tenía días libres, aguinaldo ni seguro del IPS. A diario caminaba unas 20 cuadras desde su vivienda ubicada en el barrio Santa Lucía de Limpio hasta el sitio donde tenía instalada su caseta. Su asesinato coincidió además con el primer aniversario de la muerte de su hija de 20 años, víctima de un ataque de peritonitis.

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