Aparicia afirma que nunca es tarde para estudiar

Costurera de profesión, Aparicia Caballero de Aquino, de 75 años de edad, recibió su título de bachiller. Había dejado el cuarto grado y el pasado 10 de marzo recibió su título de secundaria. Afirma que nunca es tarde para estudiar y está muy feliz de haber cumplido uno de sus sueños más anhelados. Sus hijos y nietos la apoyaron en todo momento para tan feliz realización. Nos cuenta su historia.

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Aparicia Caballero Vda. de Aquino nos dijo en su residencia que está muy contenta por haber cumplido uno de sus sueños pendientes en la vida. “No fue fácil, pero con la perseverancia se puede. Mis hijos y mis nietos me apoyaron mucho”, significó a la vez de mostrarnos sus cuadernos y libros que guarda con mucho cariño y que repasa, de tanto en tanto, los ejercicios para no olvidar, según afirmó.

“Teníamos hasta informática, que aprendí mucho. Pero la materia que más me costó es Matemática. Cuando rendía esa materia estudiaba toda la noche, trabajaba poco en la costura y me concentraba en mi examen de Matemática”, nos dijo y resaltó que ya tiene 4 nietas universitarias.

Bachiller en Educación Media a Distancia para Jóvenes y Adultos con énfasis en nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación se denomina el título que recibió el 10 de marzo pasado en el Colegio Nacional Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia.

Nos dijo que de entre 44 compañeros ella fue la mayor en edad y era muy querida, según significó, porque ayudaba en todo lo necesario para el aprendizaje de compañeros que no entendían las lecciones.

Ella reside en la calle Acosta Ñu (24 Proyectada) entre Alfredo Ramos y Rojas Silva, barrio Roberto L. Petit de Asunción. Nació en la Compañía Cerro León de Paraguarí el 23 de mayo de 1937. Hija de Leonarda Caballero y Ruperto Cáceres (no lleva el apellido del padre). Tuvo 8 hermanos.

A los 7 años fue entregada a la familia Martínez-Nuzzarello de Asunción para su crianza, siendo tratada como verdadera hija, con quienes se nutrió de las costumbres de los inmigrantes italianos –especialmente la dedicación al trabajo y su gastronomía– y de las tendencias liberales y amor al Club Nacional, fijando residencia a metros del templo de Cristo Rey.

Fue a la escuela José de Antequera y Castro solo hasta el tercer grado en tiempo en que no se daban muchas oportunidades ni igualdad de educación a las mujeres. Estudió y se recibió de modista en la Academia Teniente, recibiendo su título el 18 de diciembre de 1954.

Desde entonces trabajó bastante bien en su profesión, siendo modista externa de tiendas La Riojana por casi 40 años, destacando el trato personal y cálido del propietario, Lázaro Morga, ya fallecido.

Conoció a quien iba a ser su marido, Hugo Cirilo Aquino, en una fiesta en el Club Deportivo de Puerto Sajonia, de donde es socia vitalicia. Contrajo nupcias en 1964 en la parroquia de Cristo Rey. Con don Hugo fijaron residencia en Barrio Obrero y tuvieron 4 hijos: Susana, Héctor, Olga y Ricardo, todos educados en la escuela del Perpetuo Socorro y colegios Nacional de la Capital y de Niñas.

Sus hijos le dieron 12 nietos. Su marido falleció en el 2009.

A comienzos del 2008 doña Aparicia decidió retomar sus estudios, aprovechando que su hija mayor, Susana, trabajaba en el Instituto de Previsión Social que había otorgado un aula al Prodepa del Ministerio de Educación, en el Edificio Boquerón.

Le fue bien y terminó la escolar básica (hasta el noveno grado); luego buscó un colegio con alfabetización de adultos, inscribiéndose en el colegio José Gaspar Rodríguez de Francia, donde culminó el Bachillerato.

Le gusta leer

Doña Aparicia es aficionada a la lectura de diarios, siendo su hobby preferido completar los crucigramas.

Sigue trabajando con normalidad en su taller de costura, donde su especialidad es el corte, etapa fundamental de cualquier confección de prendas de vestir.

De los estudios realizados en estos últimos años se destaca su “empoderamiento” para analizar la situación nacional, los sucesos del mundo, mantener conversaciones y hasta discusiones sobre diversos temas nacionales como la salud y la educación en el Paraguay.

Ganó mucho en riqueza cultural y se alegra de sentirlo, sin echarse en lamentos por no haber podido estudiar en su juventud.

Un lindo ejemplo para jóvenes y adultos que dejaron sus estudios y anteponen mil pretextos para no concluir sus estudios secundarios.
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