El 90% de los suicidas tienen algún tipo de trastorno mental

Actualmente los casos se dan con mayor frecuencia en esta época del año. Cua- dros depresivos, de ansiedad, bipolaridad, pánicos y trastornos alimentarios son algunos factores de riesgo. El maltrato en la infancia y durante la gestación, al igual que el bullying escolar, pueden inducir a la autoeliminación en el futuro.

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Estadísticas señalan que en los últimos años, desde el 2010, la tendencia de suicidios se ha modificado. Según explica la Dra. Mirta Mendoza, médica psiquiátrica y directora de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, el mayor número de suicidios ya no se registra solo en fechas especiales como las fiestas de fin de año (Navidad o año nuevo).

La situación actual se volvió atípica y se concentra entre los meses de marzo a mayo, junio incluso, manifestó la profesional.

“Entre el 90% y 96% de las personas que se suicidan tienen un trastorno mental de base”, indicó Mirta Mendoza.

La profesional refiere que los trastornos depresivos y de ansiedad, los cuadros bipolares, el pánico, la esquizofrenia y los trastornos alimentarios como anorexia y bulimia, así como el uso y abuso de drogas, son factores que contribuyen a la autoeliminación.

El maltrato infantil e incluso durante el proceso de gestación es una de las situaciones que hacen que la persona sea más vulnerable para adoptar esta drástica determinación.

Advirtió que si no se toma control del bullying que suele darse en escuelas y colegios, esta situación puede sumir a la víctima en un cuadro de estrés y puede desembocar en la autoeliminación.

Datos proporcionados por el Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Nacional reportan que en lo que va del 2014 se computan 143 suicidios: 38 en el mes de enero, 36 en febrero, 28 en marzo, 40 en el mes de abril y 1 en este mayo.

Prevención

Los motivos de consultas más frecuentes en el área de la psicología son los cuadros depresivos y los trastornos de ansiedad.

La depresión puede llevar a la persona a dañarse a sí misma (intento de suicidio), mientras que la ansiedad o incluso el estrés agudo pueden desembocar en un cuadro depresivo.

Estas situaciones pueden prevenirse, por lo que se recomienda recurrir a la consulta con el especialista.

El Ministerio de Salud Pública brinda servicios de psicología a la población en 70 establecimientos de salud de todo el país.

Consultar es siempre necesario

El Prof. Dr. Julio Torales, profesor de Psiquiatría de la Universidad Nacional de Asunción, insiste en la necesidad de consultar con profesionales para evitar que cuadros depresivos u otros lleguen al suicidio.

“La familia y los amigos tenemos una responsabilidad de insistir a una persona que está triste o mal para que consulte”, insiste el Prof. Julio Torales.

La Cátedra y Servicio de Psiquiatría del Hospital de Clínicas en San Lorenzo ofrece también consultas gratuitas para adultos, niños y adolescentes, tanto en psiquiatría como en el área de la psicología. Las consultas se realizan de lunes a viernes en turnos mañana y tarde. Los fines de semana se atienden siempre todas las urgencias.

“No podemos dejar de notar que el suicidio afecta a todos los grupos etarios, incluidos niños y adolescentes. En los últimos tiempos se ha notado un aumento de este flagelo en la población infantil y tenemos que hacerle frente entre todos. El intento suicida es uno de los principales indicadores de riesgo para llevar a cabo el suicidio de consumación; este riesgo es mayor en el paciente psiquiátrico. Los hallazgos neuroquímicos sugieren la presencia de una disfunción serotoninérgica subyacente a la depresión, a la conducta suicida, a la impulsividad y a la agresividad. También se ha documentado que en los sujetos con intento suicida existe un subgrupo cuyos intentos suicidas son impulsivos”, afirma el Prof. Dr. Julio Torales.

–¿Cómo saber cuándo una persona está pensando en suicidarse?

–No hay que temer preguntarle por ideas de muerte de manera directa. Casi todo el mundo, en un momento u otro, ha pensado en suicidarse. No existe el peligro de “darle la idea”. En realidad, para una persona con depresión puede ser un gran alivio ventilar el tema del suicidio y discutirlo abiertamente sin dar señales de sorpresa o desaprobación. Sacar a relucir el tema del suicidio demuestra a la persona afectada que se le está tomando en serio.

–¿Cuál es el tratamiento?

–El tratamiento ha de ser abordado por profesionales de la salud, psiquiatras o psicólogos, y los métodos son diversos, según los casos. Si estamos ante un episodio agudo de depresión o ante un período de progresivo deterioro, estará indicada la hospitalización.

En depresiones graves puede estar indicado el uso de terapia convulsiva, cuando no responde a otras intervenciones terapéuticas.

El tratamiento médico con medicación es siempre adecuado, pues alivia un sufrimiento innecesario.

En todos los casos, la psicoterapia de apoyo es necesaria, en ella se ayuda al enfermo, en un principio a desahogarse y posteriormente a identificar y asimilar los eventos de su vivencia, que pueden estar implicados en el desarrollo y mantenimiento de su estado, para mediante el entendimiento, la comprensión, la simulación, el aprendizaje y el cambio de determinados aspectos de la vida, prevenir futuros episodios.

El primer paso para recibir un tratamiento adecuado para la depresión consiste en un examen médico.

Ciertos medicamentos, así como algunas enfermedades, por ejemplo infecciones virales, pueden producir los mismos síntomas que la depresión.

El médico debe descartar esas posibilidades por medio de un examen físico, entrevista del paciente y análisis de laboratorio.

Si las causas físicas son descartadas, el médico debe realizar una evaluación psicológica o dirigir al paciente a un psiquiatra o psicólogo.

Signos de alarma...

Tristeza, retraimiento, irritabilidad, ansiedad, indecisión, apatía. Falta de concentración en la escuela, en el trabajo o en las tareas rutinarias.

Sueño exagerado o insomnio. Pérdida del apetito y de peso, o aumento exagerado del apetito.

Pérdida de interés en los amigos, en la actividad sexual y en las actividades en las que participaba antes.

Sentimientos abrumadores de culpabilidad, vergüenza y odio a sí mismo. Temor de perder el control, de volverse loco, de dañarse a sí mismo o dañar a otros.

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