En medio de un ambiente festivo, miles de fieles honraron a San Pío

La feligresía católica honró ayer a San Pío de Pietrelcina. Las capillas de los Hermanos Franciscanos Capuchinos recibieron una multitudinaria concurrencia de fieles. El superior de los capuchinos del Paraguay, Laercio Francisco Ferreira, dijo que el egocentrismo está muy fuerte en nuestra sociedad. “Pensamos demasiado en nosotros mismos y no en los demás. ¡Entreguemos nuestra vida a Jesús y que se haga toda su voluntad!”, señaló.

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“A veces nos cuesta rezar un rosario porque es aburrido. Pero ese rosario es el arma que vence todas las batallas, dice San Pío. Debemos ir a misa al menos una vez por semana. La eucaristía es muy importante para un cristiano, o si no, uno termina anémico espiritualmente”, dijo a los fieles en su homilía el hermano Laercio, durante la misa en la capilla San Pío de Surubi’i.

“A veces no queremos dejar que Dios haga su voluntad en nuestras vidas. Queremos escapar de la cruz y no queremos asumir el sufrimiento. Como sus hijos, tomemos la cruz cada día, porque en ella está el sufrimiento, pero no como masoquismo. Hay que tomarlo acompañado del Padre Pío, porque hará que cada sufrimiento, cada enfermedad, cada desdicha y cada tristeza sane”, enfatizó el religioso en su sermón.

Multitud en Trinidad

En la capilla San Pío del barrio Santísima Trinidad de Asunción se oficiaron siete misas en el día de ayer, con asistencia que supera los 2.000 fieles.

El hermano Marcelo Caballero celebró que “la gente sienta gozo y alegría de entregarle sus pesares a San Pío”. “Él es un amigo cercano de Dios que intercede por cada uno de nosotros. Hoy estamos de fiesta, y más que nunca tenemos presente una de sus frases muy conocidas, que es: Ora, ten fe y no te preocupes”, resaltó. La incesante entrada y salida de feligreses del templo marcó la jornada de domingo en la zona. En las afueras de la capilla se montaron ferias de comida y de todo tipo de artículos religiosos.

Cada 23 de setiembre los católicos celebran la fiesta del santo capuchino de los estigmas y de los milagros. San Pío llevó en su cuerpo las llagas de Cristo por 50 años y también su vida sacerdotal estuvo marcada por gracias extraordinarias, como el caso de las sanaciones, conversiones, bilocaciones (presencia simultánea de una misma persona en dos lugares diferentes), conocimiento de los corazones, lo que hizo de él uno de los santos más populares de los últimos decenios. Actualmente, su santuario es meta constante de peregrinaciones y es conocido y amado en muchas partes del mundo.

El padre Pío

Nació en 1887 en Pietrelcina, al noreste de Nápoles, en la Campania italiana. Desde niño sintió una profunda vocación religiosa y a los 16 años fue novicio en el convento de los frailes capuchinos en Morcone.

En 1916 fue ordenado sacerdote en la catedral de Benevento y enviado al convento de San Giovanni Rotondo, en la provincia de Foggia, donde vivió hasta su muerte en 1968.

Recibió los estigmas el 20 de setiembre de 1918 y los llevó por 50 años. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 2 de mayo de 1999, y canonizado el 16 de junio del 2002.

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