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“En estas fechas festivas los excesos alimentarios son frecuentes, las personas se extralimitan en el consumo de alimentos y alcohol. Algunas desencadenan depresión y hasta llegan al suicidio.
“Consumen mucha comida calórica, el alcohol no falta en ninguna mesa, y los que más sufrirán las consecuencias son los que tienen diabetes, hipertensión, gota, y dolencias gastrointestinales”.
La comida festiva ofrece, dentro de todo, muchas opciones menos agresivas como “las carnes blancas, que generan poca grasa y pueden ser consumidas siempre por pacientes con problemas metabólicos”.
El médico internista aconseja tomar vino tinto con moderación, ya que es mucho mejor antes que champán y otras bebidas azucaradas.
Los tentadores panetones y pandulces están desaconsejados para los diabéticos, excepto algunos panes que están preparados con ka’a he’ê, que igual hay que consumirlos con moderación.
Las personas que tienen problemas hepáticos y gastrointestinales tienen contraindicados el alcohol y la comida muy grasosa.
Las “festicholas pantagruélicas” hacen muy mal a la salud, afirma el Dr. Bernard, y sentencia: “se debe comer con moderación porque el día siguiente sigue la festividad, un fin de semana largo”.
Muchos se acostumbran a tomar “una pastillita digestiva después de los excesos, de hecho tienen alguna utilidad, pero eso no evita la recomendación de alimentarse con moderación”.
Sabía usted que el alcohol “siempre aumenta la presión arterial sea cual sea la bebida que se consume y está directamente unido a la cantidad, cuanto mayor volumen se ingiere el resultado empeora. La cerveza tiene más calorías, y por el sodio es doblemente perjudicial para los hipertensos”.
No debemos dejar que nos ciegue nuestra creencia de que no nos va a pasar nada; si bebemos no podemos manejar. El galeno aconseja “cuidarse mucho, que nadie maneje ni media cuadra si toma. Siempre tenemos que tener un amigo o amiga abstemia que se encargue de llevarnos”, finaliza.