Hijas de la Caridad dejan el antiguo edificio de Clínicas

Con una misa, así como cuando comenzaron su misión, las Hijas de la Caridad se despidieron ayer del ex Hospital de Clínicas. Allí fueron por décadas el alivio de miles de pobres. Las religiosas dejan el edificio y van detrás de otros enfermos con el mismo objetivo, en San Lorenzo.

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Cuando llegaron al Paraguay en 1880, las primeras religiosas decidieron trabajar con los enfermos y se instalaron en un antiguo caserón que estaba ubicado en el predio del actual Hospital Militar. En medio de las precariedades, la miseria de un país en la posguerra, allí iniciaron su misión atendiendo a los compatriotas que llegaban al hospital de Potrero en busca de mejorar su salud. Aquella primera labor, según los relatos, comenzó con una misa, y esta misma celebración marcó ayer la despedida de las religiosas. Las Hijas de la Caridad se trasladan a la casa provincial ubicada sobre la calle Venezuela y desde allí irán al nuevo local de Clínicas en San Lorenzo, donde están los enfermos a quienes seguirán acompañando con su aliento en su lecho.

En el antiguo edificio del barrio Varadero ya no quedarán religiosas. La capilla donde todos los días se rezaba por la salud de los enfermos seguirá funcionando, pero estará atendida por la administración del Hospital de Clínicas. En el otrora nosocomio de los pobres actualmente aún funcionan servicios de consultorio familiar, tiene una dependencia para quemados, pediatría y para infectados de traumatología. En tanto que la Facultad de Medicina tiene en este lugar tres cursos, desde el primero al tercero.

Ramona Espínola, de la congregación Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, no ocultó su tristeza por la salida, pero afirma que les reconforta el ánimo de saber que dejan el local para ir tras otros enfermos. “Nuestros enfermos, la razón de nuestra opción de vida, fueron a San Lorenzo y tenemos que ir detrás de ellos para servirles”, indicó.

Nos comentó que las primeras religiosas de la congregación llegaron en 1880 al Paraguay y con ellas se fundó el Hospital de Clínicas. “Por este edificio pasaron cientos de religiosas vicentinas entregadas a los enfermos. Aquí se fundó la Escuela de Enfermería y a medida que crecía pasó a depender de la Facultad de Medicina”, remarcó.

Mucha pobreza

Comentó que el servicio que prestaban era muy limitado por la pobreza. Por ejemplo, las primeras religiosas acarreaban el agua del río Paraguay, donde iban acompañados de vaqueanos por temor a las fieras. En el cauce lavaban las ropas y las sábanas de los enfermos. El progreso, en cambio, conoció recién con el presidente Andrés Rodríguez, luego del golpe del 89. Antes seguía marginado porque era considerado cueva de subversivos.

Mencionó que en los primeros tiempos, las religiosas juntaban el pasto, lo secaban y luego lo introducían en bolsas para hacer los colchones. Luego se incorporó el algodón, hasta llegar a los mejores colchones, durante el gobierno de Rodríguez.

Según su relato, las religiosas de los primeros tiempos limpiaban las gasas y apósitos para volver a usarlos por las limitaciones que tenían. Allí elaboraban el mercurocromo, el suero y otros productos para asistir a los enfermos.

“Este hospital siempre fue de los pobres y hasta ahora atiende a los pobres, como si se multiplicaran. Aquí llegaban personas que no tenían absolutamente nada. Algunos venían y tiraban a su gente frente la entrada y las religiosas los recogían para sanar sus heridas. Era la última reacción del pobre”, indicó.

Furia stronista

El viejo Clínicas también soportó la furia de la dictadura stronista por las manifestaciones que se organizaban en el lugar contra el régimen.

Sor Ramona comentó que un día la hermana Juliana Federucci, que era misionera polaca, se enfrentó a Ramón Aquino. El garrotero de la Chacarita, y sus patoteros quisieron entrar para garrotear a los estudiantes y la hermana Federucci, le salió al paso en la entrada principal y desafió a Aquino. Comentó que la polaca era espigada y se plantó en la puerta principal y no dudó en desafiarlo: “Primero tenés que pasar sobre mi cadáver para entrar en este lugar”, dijo. El garrotero no se animó a atropellarla y no tuvo otra alternativa que retirarse del sitio.

La hermana Ramona considera que dejar el viejo edificio de Clínicas es como “enterrar a tu mamá y te vas del lugar”. Finalmente, indicó que en el ex centro asistencial queda el recuerdo del paso de las religiosas en el museo abierto al público del lunes a viernes de 8:00 a 12:00. Está ubicado en Dr. Montero casi Cap. Miranda, barrio Varadero.

Rica historia del nosocomio de la caridad

El 19 de julio de 1894, luego del local que funcionaba en el predio del actual Hospital Militar, se inauguraba la nueva sede, que a partir de allí pasó a llamarse Hospital de Clínicas.

En 1915 se establece el Hospital de Clínicas de la Universidad Nacional, tras la nacionalización del Hospital San Vicente de Paul que fue construido por la Sociedad de Damas de Beneficencia en el año 1894.

Conocido como Hospital de Caridad, fue administrado primeramente por las Hermanas Vicentinas, pero funcionó desde sus inicios en estrecha relación con la Facultad de Medicina, acabando por depender exclusivamente de la Universidad a partir de 1927, proceso que se conoce como “clinización”.

El edificio histórico del Hospital de Clínicas está considerado Patrimonio Cultural de la Salud del Paraguay porque vio surgir a la primera generación de doctores en Medicina formado por universidad paraguaya y albergó por más de un siglo las prácticas de 92 promociones de estudiantes de medicina.

En el lugar funciona el Museo Hospital de Clínicas que cuenta los hechos más relevantes de la medicina paraguaya –desde los guaraníes hasta la creación y posterior traslado del Hospital a su nueva sede de San Lorenzo– y fue creado por el Prof. Dr. Salvador Addario. Reúne documentos relativos a la rica historia del nosocomio.

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