Hipercomunicados pero aislados

La tecnología ha cambiado nuestras vidas y manera de comunicarnos. Afirmamos que estamos conectados, pero paradójicamente aumentan los casos de gente que se siente sola. Si bien no tiene que ver únicamente con la edad, los adultos mayores son las principales víctimas.

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En Inglaterra crearon el Ministerio de la Soledad porque millones de personas se vuelven presas de la soledad. “Los entendidos afirman que hay una epidemia de soledad a nivel global y que empeorará a medida que la expectativa de vida crezca. Hay cada vez más adultos mayores solos, lo que les produce depresión y otras enfermedades que les cuesta a los países un dineral en gastos de salud pública”, comienza diciendo la Dra. Susana Vázquez.

–¿La comunicación tecnológica juega más en contra que a favor de los adultos mayores?

–La tecnología es una maravilla, pero debe ser bien administrada. No es un problema solo de los adultos mayores; estudios en EE.UU. han comprobado que entre los jóvenes la adicción a la tecnología causa no solo aislamiento social, también trastornos de atención, depresión, ansiedad e ideas suicidas. Viven la ilusión de que tienen miles de amigos en las redes sociales, pero la verdad –y esto los deprime– es que no tienen ninguno en la vida real. Los adultos mayores se sienten cada vez más aislados, abandonados. Los especialistas aseguran que la soledad es peor para la salud que la obesidad o fumar. Somos seres humanos y necesitamos estar en contacto personal con nuestros semejantes, esto no lo reemplazan las redes.

–La publicidad presenta a la tecnología como calidad de vida para todos.

–Internet ha facilitado la comunicación entre los seres humanos. Gracias a los celulares nos comunicamos mediante WhatsApp, Skype y otros, las redes sociales nos tienen al día sobre los temas que pueden interesarnos. ¿Pero de qué manera influye en nuestras vidas? Es como si en este tiempo se estuviera creando una sociedad de seres hipercomunicados, pero aislados unos de otros. Basta ver reuniones de jóvenes, también de adultos en una mesa, o cuando van de visita a la casa de la madre. Cada quien en su propio universo pasa largos momentos y luego, sin haber conversado, se retira.

–Sufrimos una dependencia que parece inofensiva.

–Hacemos muchas cosas a la vez: Facebook, Twitter, Instagram, vemos nuestro buzón y videos en YouTube, todo esto nos hace menos eficientes, ya que la conexión permanente nos agota y estresa, disminuyendo nuestros recursos cognitivos. En el plano laboral, disminuye la eficiencia y la creatividad, además de afectar otras áreas de la función ejecutiva como el razonamiento y la toma de decisiones.

–Situándonos en nuestra cultura, ¿es posible aminorar o prevenir las consecuencias?

–Nuestra situación cultural no es de las mejores, porque aceptamos, sin filtro, todo lo que viene de afuera. Somos fáciles, abrimos el corazón sin pensar mucho. Subrepticiamente se está formando una generación de jóvenes ludópatas. Nos admiramos de nuestros adolescentes y niños tan avezados en el uso de móviles, pero ¿qué están aprendiendo en realidad? La única prevención posible es tomar conciencia de su impacto en nuestras vidas y prepararnos para no quedar atrapados en lo virtual.

Viejos, según la tecnología

En tecnología envejecemos prematuramente. “Nos consideran viejos si no podemos seguir el ritmo de las computadoras, pedir a un hijo que nos ayude cuando nos trabamos es motivo de crítica, y el joven no está muy dispuesto a perder su tiempo para enseñar al viejo”, dice la Dra. Vázquez. En la familia, la falta de comunicación directa es producto del mal uso de la tecnología. “En mis años de psicología clínica nunca como hoy veo venir tantos adultos mayores que se quejan de la displicencia de sus hijos/as, quienes viven demasiado ocupados para darles el espacio afectivo que necesitan”. Lo más sencillo se vuelve algo casi imposible: una visita, una llamada telefónica. “Basta ver tantos ancianos abandonados por sus hijos en los geriátricos, que claman por su visita”. Según la profesional, somos víctimas del estilo de vida ciudadana que hemos adoptado, donde lo fundamental es trabajar al punto de esclavizarse, vivir corriendo. Nos volvemos, tal vez sin percibirlo, más insensibles. “El abandono que sufren los adultos mayores es un problema de todos, así que todos deberíamos tomar conciencia de esta realidad”.

–¿A qué lleva el abandono de “los viejos”?

–Agrava las enfermedades, acorta la esperanza de vida. Toda enfermedad que venga acompañada de un estado depresivo, es más difícil de curar. Lamentablemente esta actitud acrecienta la cultura del descarte, “ese viejo no sabe nada”.

–La comunicación virtual sigue siendo un desafío.

–Hay que tener bien claro que nada reemplaza al contacto humano, es importante cultivar buenos amigos que nos escuchen y abracen cuando lo necesitamos. Somos seres sociales, no comunicarnos tiene efectos peligrosos sobre nuestra salud.

–Jóvenes y mayores, ¿cómo mantenemos la calidad de vida?

–Dando sentido a nuestra vida, manteniendo las motivaciones. Es importante tener un proyecto de vida para la vejez, considerando aquellos anhelos que nos hagan sentir útiles. Por Ej. aportar a otros transmitiendo aquello que se sepa: lectura, escritura, pintura, etc. Crear hábitos saludables de tal forma que seamos constructores de nuestra propia vejez –que a todos llegará– y valorando la sabiduría de los adultos mayores. Esto contribuirá para ir creando una sociedad más saludable y sabia.

lperalta@abc.com.py

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