Jesuita lamenta el poco interés del Gobierno en apostar en educación

La Compañía de Jesús celebra este año el bicentenario de su restauración. El carisma de los jesuitas es trabajar por la educación de excelencia. En sus escuelas y colegios estudian 44.000 niños y jóvenes. En esta entrevista, el director general del colegio Cristo Rey, Mariano García, lamenta el poco apoyo a la educación y habla del trabajo que hacen.

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-¿Cuál es el desafío actual de los jesuitas?

-Tenemos varios. Uno de estos es la educación. La Compañía de Jesús siempre fue educadora. Desde su comienzo tuvo fama por su organización. Sus colegios fueron muy estimados en el pasado, así como en el presente. Y seguirán aportando. Tiene otras instituciones como Fe y Alegría, una organización que atiende escuelas populares en barrios marginales y lugares alejados del país; incluso está en zonas con problemas con las drogas y el terrorismo. Aporta en la lengua. El padre Bartomeu Meliá es un gran especialista en la cultura guaraní y está editando constantemente todo lo relacionado con la cultura. En el ámbito de la formación social, la compañía tiene el Centro de Estudios Paraguayos Antonio Guasch (CEPAG), que trabaja con las organizaciones campesinas y la promoción humana.

-¿Algún día planean incursionar en la educación terciaria? -Nosotros vemos el valor continuo de la educación y sería interesante prestar ese aporte distinto, en la línea de formación humana profunda, de moral cristiana y cambio de actitudes ante la sociedad.

-¿Están trabajando en la universidad?

- Estamos trabajando en la posibilidad y hay mucha gente que desearía que haya esa continuación de la educación.

-¿Cómo sería esa universidad?

-Si hacemos una universidad debe tener capacidad de investigación, dar respuestas sociales, promover la educación para todos y de calidad. Veremos si es posible.

-Pero ahora, ¿ya están trabajando en educación superior?

-Ya tenemos el Instituto Superior Humanístico y allí se tienen carreras de educación y filosofía. Podemos también incursionar en lo social, en la economía y administración. Trabajar en el arte, como en las antiguas reducciones, y en la ciencia. Nuestros misioneros enterrados en la India y en la China fueron matemáticos, físicos, astrónomos; entonces la ciencia se debe tener en cuenta.

-¿Cuánto tiempo llevaría la concreción de la universidad?

-Ojalá llegue dentro de tres años.

-Los jesuitas se especializan en la educación. ¿Cómo la ven hoy?

-El colegio Cristo Rey cumplió el año pasado 75 años; el colegio San Roque González, 60 años. Los informes que conocemos son muy pesimistas. Paraguay no está bien en educación. Hay desafíos de formación de calidad. Con Cristo Rey hemos entrado el año pasado en un plan piloto a nivel continental. Allí están diez colegios de los jesuitas trabajando en una gestión de calidad educativa. Hemos encontrado deficiencias cuando miramos nuestra educación, incluso dentro de nosotros mismos. Pero mirando hacia afuera, el Paraguay tiene mucho que avanzar en calidad educativa.

-¿Qué implica?

Debemos saber dónde queremos ir; dónde vamos; poner los medios para donde queremos ir, que la educación sea accesible para todos y, por tanto, hay que invertir.

-¿Cuál es el ideal de ciudadano que debe formar la educación, porque las instituciones privadas forman un tipo de ciudadano y las públicas, otro, de acuerdo a sus programas?

-Debemos formar ciudadanos íntegros.

-¿Qué significa?

-Hombres y mujeres no para sí mismos, sino para los demás, para el bien común, para tener un mundo más justo y generar una sociedad más solidaria. La formación debe abarcar las distintas dimensiones del ser humano, lo cognitivo, pero también debe abarcar lo comunicacional para poder transmitir los conocimientos; lo artístico y saber reflejar todo lo que llevamos dentro; lo físico y espiritual para que se llegue al mundo mejor y, por supuesto, en lo moral ante un mundo tan corrompido, donde uno corrompe al otro. Es una formación a largo plazo y firme que debe comenzar desde pequeño.

-Los formados en las escuelas religiosas tampoco son factores de cambio en el país.

-Somos muy cómodos. Buscamos lo más fácil. Una educación de calidad necesita también de directivos capaces de promover el cambio, la innovación, aquello que responde a las necesidades de hoy. Nos quedamos con lo aprendido y necesitamos revisarnos día a día para saber qué estamos incidiendo en la sociedad.

-¿Se pueden lograr los objetivos cuando vemos instituciones privadas más serias y otras más flexibles como son las públicas?

-Esa situación se debe replantear a nivel gobierno. Se debe invertir mucho más en la educación pública. Paraguay es uno de los países que destinan menos su PIB; no llega al 4%. Mientras no se invierta, seguiremos así.

-¿No hay voluntad política?

-Hace falta decisión de ver la importancia de la educación, así como la sanidad. Reorganizar el país. La función pública tiene muchísimos empleados y debe ser reestructurada y se debe ver cómo se puede dar más rendimiento a esos empleados del Estado.

-¿Cuáles son las parroquias que atienden actualmente?

-Tenemos algunas en Asunción: dos en los bañados Norte y Sur. Tenemos parroquias en Ciudad del Este, San Ignacio, Santa María. Están los colegios y las instituciones de Fe y Alegría, que son 40 escuelas. En Encarnación se tiene un centro de formación de laicos y se trabaja en la universidad. En Limpio se tiene un centro de espiritualidad y casa de retiro y de campamentos.

-¿Cuántos alumnos están estudiando en sus instituciones?

-Tenemos 4.000 alumnos por una parte y en Fe y Alegría están 40.000 niños y jóvenes.

-¿Cómo tomaron la designación del jesuita Bergoglio como Papa?

-Para mí fue una sorpresa. Conocí al Papa cuando era Bergoglio en la Argentina. Viví con él un tiempo en Argentina, cuando fue arzobispo, pero como acostumbramos renunciar a la dignidad eclesiástica y a veces se acepta, yo no pensaba que iba a salir y salió. Y asumimos un desafío y está dando respuestas al momento histórico de la Iglesia.

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