La basílica podría recuperar diseño con voluntad política

La actual basílica menor de Caacupé se presenta imponente a la vista, sin embargo es una obra mutilada que dista mucho del proyecto original. El edificio comenzó a proyectarse el 21 de abril de 1945, cuando se firma un documento entre los obispos Juan Sinforiano Bogarín y Aníbal Mena Porta y el arquitecto Miguel Ángel Alfaro. 

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El proyecto inicial tenía marcada influencia renacentista, neoclásica. La obra comenzó, sin embargo, el entonces primer obispo de Caacupé, monseñor Ismael Rolón, quien por razones desconocidas mandó modificar toda la construcción.

El emprendimiento se solventaba con aportes de feligreses, empresarios y personas de buena voluntad. El dinero era administrado por una comisión pro construcción del templo de Caacupé.

El tiempo de terminación, según cálculos reales hechos por el diseñador, era no más de 3 a 4 años. En todas las historias, las basílicas se han terminado en decenas y cientos de años, como la de Notre Dame, incluso la de la Sagrada Familia aún no se ha terminado.

El Arq. Eduardo Alfaro, nieto de Miguel Ángel Alfaro, calificó de “lamentable” el actual edificio, en relación al diseño original. Consideró un deseo de hacer una construcción sin personalidad y lastimosamente se ha cortado la hermosa cúpula. “Se han cercenado los brazos y la nave central ha quedado como una mezquita árabe más bien y no como ese proyecto bellísimo renacentista realizado por el arquitecto Miguel Ángel Alfaro”, indicó.

Consultado si la obra podría recuperar su diseño inicial, destacó que de haber voluntad política y religiosa se podría; de parte de la curia y con ayuda de todos se podría volver al proyecto original, no tan perfecto pero sí acercarse a ese maravilloso y admirable proyecto. “Se podría albergar a tantos fieles que hoy día están bajo el sol y la lluvia”, apuntó. 

Alfaro (nieto) afirmó que el proyecto original realmente era una cosa majestuosa, maravillosa, grande y ocupaba muy importantes metros cuadrados y áreas de la plaza principal y hoy realmente hubiese sido algo monumental.

Algunos consideran una obra exagerada, pero consultado si desde el punto de vista arquitectónico justifica semejante edificio tal como desde luego es considerado hoy, indicó: “Nuestra Virgen de Caacupé, madre de todos los paraguayos, se merece una casa importante donde sea el centro de todos sus hijos, no solamente de Paraguay, si no de toda América, como tienen las basílicas de Europa, Argentina, lugares donde se concentran miles y miles de fieles. Realmente es una obra merecida para nuestra Virgen. El Paraguay es famoso por su fe, y no olvidemos lo que dijo el Papa Francisco de la mujer paraguaya”, dijo finalmente el Eduardo Alfaro.

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