Un equipo del diario fue ayer hasta el lavadero y comprobó que el local sigue funcionando sin ningún reparo, pese a haber sido clausurado por la Comuna.
Coronel denunció que los vecinos de la zona están cansados del incesante ruido que proviene de las mangueras a presión con que se duchan a los vehículos y agregó que en la zona no puede existir ningún local comercial ya que es un área residencial.
La resolución municipal de cese de actividades data del 10 de julio de 2014 y el 5 de noviembre de ese año, la jueza Mafalda Cameron ya determinó el cierre del local, pero la medida no fue cumplida por los responsables del lavadero. Recién en octubre de 2015 la Municipalidad cerró del lavadero.
La Comuna había comprobado que, aparte del ruido, el lavadero RAM desecha el agua residual, acompañada de restos de barro, hollín y aceite de vehículos al arroyo Mburicaó, produciendo un daño irreparable al ambiente y al cauce hídrico.
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La medida de clausura del local ya había sido dictada por el juez de Faltas Municipal del 9º turno de la Municipalidad, abogado Rubén Pasmor.
El desacato a una orden judicial puede llevar a una pena carcelaria, aparte de las multas que deben pagar los propietarios del local clausurado que, hasta hoy, opera en desacato.