Mamás que trabajan en favor de la niñez

Ellas trabajan cada día en favor de la niñez paraguaya desde su rol laboral y su compromiso social: Marta Benítez –directora de Global Infancia– y María Silvia Calvo –coordinadora de desarrollo de capacidades y medios de comunicación y periodismo–. Hoy, en su día, sus amados hijos les brindan un homenaje.

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Estudian, practican deportes, son muy cariñosos y, por sobre todas las cosas, expresan un gran orgullo por sus madres.

Nos referimos a los hijos de Marta Benítez, directora de Global Infancia, y de María Silvia Calvo, coordinadora de desarrollo de capacidades y medios de comunicación y periodismo de la misma organización.

Conversamos muy amenamente con ellos, y así brindan un cálido homenaje a sus mamás hoy, 15 de mayo, en el Día de la Madre.

Sin rodeos

Juan (13) y Emilia (14) son los hijos de Marta Benítez y José De Doménico. Ambos estudian en el Colegio del Sol y cursan, respectivamente, el séptimo y el noveno grado.

Sin rodeos, Juan subraya: “El día en el que nací fue el momento más lindo que tuve con mamá”.

Explica que él es el primero en desayunar “así que no desayunamos juntos por eso. Sí, desde luego, ella me acompaña al momento de hacer las tareas de la escuela. Me ayuda y sabe mucho”.

Acerca del trabajo elegido por su mamá, define: “Me parece muy buen trabajo, porque acá en Paraguay hay muchos niños que necesitan protección y cuidado”.

Es mi mamá

Emilia detalla: “Con mamá lo mejor que comparto es el día a día. Verla; porque seguramente cuando crezca será diferente. Merendamos, hacemos la tarea, cenamos juntos. Hablamos, le cuento mis cosas. Es mi mamá”.

Entusiasmada, Emilia agrega: “Su trabajo me encanta, y suelo ayudarle a realizar campañas o alguna actividad extra. Digamos que necesitan escribir carteles. Yo busco la información que se necesita, escribo los carteles, comparto con la gente y con ella. Es una forma de ayudarla y al mismo tiempo de compartir”.

Admiración

Palabras de elogio brindan a su mamá María Silvia Calvo sus hijos María Paz (21), Juan Esteban (16), Ana Paula María (13), María José (12) y María Alejandra (10). No olvidan a papá, José Pefaur.

Los cinco hermanos se parecen muchísimo, en todo momento sonríen, y se muestran muy compañeros y cómplices, entendiéndose con las miradas.

Juan Esteban (16) siempre aprovecha para hablar con María Silvia “acerca de cosas, intercambiar pensamientos. Generalmente hacemos eso cuando me lleva a algún lugar en el auto, porque es el momento en el que, como tengo muchas hermanas, estamos un poquito solos. Compartimos, ella también opina, me aconseja. Es la mamá que siempre está. En cada actividad mía me apoya, aunque a ella no le gusta, trata de darme su apoyo, su confianza, y eso me hace sentir bien, contar con su apoyo siempre en todo; siempre se sacrificó y se sigue sacrificando por nosotros. En cierto modo es un ejemplo también”.

Poderes mágicos

Y a María Paz (21) su mamá le inspira mucha admiración porque “ella logra balancear todas sus actividades -familia y trabajo-. Me enorgullece cuando la escucho hablar a otros matrimonios. Mis papás dan charlas en el movimiento de Schoenstatt, y pude vivir un poco todo eso que ellos regalan para afuera de la casa también”.

¿Historias de la infancia? “Tengo muchas; no terminaré de contar nunca. Cuando me siento mal, o las cosas no me salen bien, o me siento frustrada, me acuesto al lado de mi mamá. Eso es lo máximo. Siempre le digo que su cama tiene poderes mágicos. Estar con mi mamá tiene poderes mágicos” (sonrisas). María Paz estudia psicología y trabaja en un jardín de niños.

Orgullosas

Las niñas igualmente honran a su mamá. Ana Paula María (13) afirma: “Lo mejor que viví con mamá fue el día de mi Primera Comunión y de mi Primera Confesión. Siento que en esa ocasión nos unimos más. Nos escribimos cartas y todo eso. Me gustó mucho cómo me acompañó”.

María José (12) define que ama mucho a su mamá y fue especialmente inolvidable “cuando me fui de viaje a Foz de Yguazú y ella me acompañó. Con los compañeros de colegio visitamos las Cataratas, y todo fue muy lindo. Lo que más me agradó fue la compañía de mamá; y tuvimos la oportunidad de conocer un parque de agua. Disfrutamos durante la visita a las Cataratas. Sentí su compañía y que me daba amor”.

Con igual alegría de compartir sus sentimientos se expresa María Alejandra (10), quien agradece los consejos y el afecto: “Siempre ella, cuando yo estoy mal, o bien, me anima; y tiene las palabras correctas para decir. Ella me aconseja, me dice qué hacer, y me demuestra su cariño”.

cmedina@abc.com.py Fotos: Celso Ríos

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