Pequeñas revoluciones educativas en curso

En cuatro años y medio de funcionamiento, la organización de la sociedad civil Juntos por la Educación logró avances en su propósito de convertir a la educación en una causa nacional y mejorar su calidad y gestión. El titular de la institución, Raúl Gauto, explica cómo se producen las “pequeñas revoluciones educativas”.

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–¿Cuánto se ha avanzado en el logro de una carta orgánica para el Ministerio de Educación?

–La carta orgánica está en Cámara de Diputados, siendo revisada y creemos que va a salir en las próximas dos o tres semanas. Eso sería un logro histórico del gobierno paraguayo. Porque tener carta orgánica es sumamente importante.

–El MEC tenía una cierta oposición a esa carta orgánica.

–Sí, pero yo siento que el mismo ministro de Educación ya se adueñó del proceso, en el sentido de que él dijo por radio que entre las cosas que está haciendo respondiendo a la necesidad de los jóvenes de una mayor reforma figura el tema de la carta orgánica.

–Pero con contenido diferente.

–En este momento ya no pueden afectar el contenido de lo que está en el Congreso. Eso va a salir como para el Ministerio de Educación y Culto, o Ministerio de Educación y Ciencias. Sería muy importante que fuera un Ministerio de Educación y Ciencias porque sería un concepto mucho más moderno, que nos permite tener estructuras de evaluación científica de la calidad educativa, mientras que un Ministerio de Educación y Culto es una expresión más del pasado. Culto debería estar en otros estadios.

–¿Por qué va a ser tan importante la carta orgánica para el MEC?

–La carta orgánica va a ser importante porque va a dar un mandato social al ministro de Educación de cómo quiere la sociedad paraguaya que sea un Ministerio de Educación, cómo debe estar estructurado para responder a la necesidad de una educación de calidad. Eso marca la pauta de cuántas direcciones tiene que tener, qué tipo de direcciones, qué tipo de unidades científicas, evaluativas y de acompañamiento de la educación. Esa es la importancia técnica. La importancia política es que será una forma de reducir la arbitrariedad o el capricho de un ministro al decir: “No, yo quiero tener 140 direcciones”, como ya ocurrió. Restringe el capricho administrativo de la burocracia. El aspecto económico es que permite optimizar los recursos que como sociedad le damos al Ministerio de Educación, de tal manera que se usen menos recursos en la alimentación de la burocracia y que más dinero vaya a las aulas. En el contexto de las naciones tener un Ministerio de Educación (que es el ministerio que gasta más dinero en el Paraguay) que no tenga una carta orgánica es como tener una empresa sin estatutos. Ya no se entiende más que hoy tengas una empresa en la que el presidente de la empresa pueda hacer y deshacer sin tener estatutos, balances, etc.

–¿Qué avances ha habido en la meta de promover un mejor aprendizaje de las ciencias?

–Estamos implementando un programa que se llama Tikichuela Ciencias, junto con el Ministerio de Educación, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Especial Japonés, que son los que ponen el dinero y Juntos por la Educación ejecutando el programa a pedido del MEC para que 292 apliquen en las aulas el programa que le va a acercar al niño mayores herramientas para entender la ciencia. Uno de los enfoques, es por ejemplo, mostrarle al niño cómo un bosque diverso donde muchas especies se ayudan y se potencian se vuelve más resiliente, más fuerte. Esto podemos trasladarlo al ámbito social. Y si el chico entiende que si una sociedad es diversa, y tiene muchos elementos es una sociedad fuerte, eso le va a hacer entender que tenemos que ser tolerantes con otros diversos a nosotros. Es decir, usar la ciencia biológica para enseñar como ser buenos ciudadanos.

–¿Cómo se llega de la biología a la ciudadanía?

–Cuando uno entiende cómo funciona un bosque, por ejemplo, donde diversas especies son sinérgicas y se apoyan mutuamente. Algunas plantas absorben más sol y protegen a aquellas que necesitan más sombra para desarrollarse. Y una es alimento de la otra. Y los árboles junto con los microorganismos de los animales se ayudan para hacer que ese bosque sea fuerte y resistente. No le afecta la helada, le afecta poco la sequía a un bosque que es diverso. En cambio, a un bosque “mono”, de solamente una especie, una enfermedad le puede destruir totalmente. Esos conceptos que se aplican con la ciencia, de cómo la naturaleza resuelve, por ejemplo, la purificación de la contaminación... cómo hace una laguna con plantas para purificarse hay que conectarlos con el mundo social. Esa misma diversidad que hace fuerte a un bosque o hace que uno pueda purificar las aguas contaminadas se debe trasladar a un sistema social y decir: una sociedad que tiene diversos elementos, y pensamientos es más fuerte porque hay complementariedad. Si el chico logra ver la relación entre la ciencia y lo social probablemente vamos a tener ciudadanos más tolerantes, solidarios y productivos.

Soy ingeniero agrónomo y trabajé mucho en el campo social. Un pequeño ejemplo: dentro de la fundación Avina yo era un gran árbol, 18 años estuve ahí. Había muchos jóvenes debajo mío. Un día yo sentí que yo estaba bloqueando el crecimiento de esos jóvenes y yo salí de ahí. Y esos jóvenes empezaron a crecer dentro de Avina. Ese concepto de que a veces un árbol grande tiene que caerse para que los más jóvenes crezcan es muy importante.

–¿Por qué eligieron Caaguazú?

–Porque hay un interés de las autoridades políticas de llevar adelante allí el programa. Se va a hacer en 292 escuelas y se van a tener 292 escuelas sin el programa, que van a ser el “testigo” digamos. Se va a seguir a las dos, para notar la diferencia.

–¿Qué esperan comprobar?

–Esperamos medir que los chicos tengan más herramientas y recursos para resolver problemas, usando herramientas relacionadas a la ciencia. Se va a medir la capacidad de ellos de crear incluso proyectos en relación a la energía, el agua, el suelo. Que ellos empiecen a tener curiosidad y que tengan mucho más acceso a laboratorios, a visitas de campo, para que vean más los bosques, los arroyos, dentro de un concepto más de ciencias. Queremos acercar más a los chicos a las ciencias. Y se va a medir eso en sus resultados de ciencias, pero también en sus proyectos, qué tipo de proyectos plantean.

–¿Con qué nivel van a trabajar? ¿Los profesores ya están capacitados?

–Lo primero es la capacitación de los profesores, que se inició ahora mismo. Y después se va a trabajar con el grupo escolar inicial, los primeros tres años.

–¿Cómo es el trabajo que están haciendo en Caazapá?

–Se ha entrenado a 380 profesores de Caazapá. Se está trabajando con tres mil alumnos de primero y segundo grado. Se ha evaluado el año pasado a los chicos de primer grado y hemos tenido ya resultados cuantitativos interesantes inicial.

Ese programa se llama “Leo, pienso y aprendo”. Trabaja con los institutos de formación docentes locales para fortalecer a 380 maestros de todas las escuelas de Caazapá. Se les ha entregado kits de apoyo, que son manuales que usan para sus clases. Constantemente están siendo capacitados, todos los sábados en los IFD, para que apliquen el programa en sus clases. En veinte días más tendremos resultados cuantitativos de primero y segundo grado para poder compartir. Lo interesante es que el gobernador nuevo y los once intendentes nuevos han firmado un documento político de apoyo. Se tiene apoyo político, apoyo económico, financiero de la Unión Europea, gremial de todos los docentes del departamento, institucional del MEC y de los empresarios locales. Una de las cosas lindas que se puede ya decir como resultado del proyecto es esa articulación de todos los sectores que de por si ya es una educación, un proceso educativo, porque los chicos ven y sienten que van a la escuela el intendente, los padres, los empresarios, que normalmente miran desde lejos el dueño del silo, de la estancia. Viene el ministro de Educación, y ahora al parecer irá el presidente de la República a interiorizarse de cómo está yendo “Leo, pienso y aprendo” en el departamento de Caazapá. Al parecer, también el gobernador de Misiones y de Guairá han pedido el programa en sus departamentos.

–¿Qué se trabaja con los niños?

Se les ayuda a entender lo que leen. Pero para eso es necesario que el maestro esté preparado, para ayudarlo a hacer la pregunta repetitiva, lo que llaman en los estrados norteamericanos el cross examination. Si hacés dos o tres preguntas al niño podés darte cuenta de si entendió o no. Si solo le preguntás en qué fecha fue tal batalla, te puede responder de memoria. Pero si le hacés diversas preguntas del mismo tema desde distintos lugares ves si el niño realmente entendió. El profesor tiene que estar preparado y motivado. Tiene que haber un kit de aprendizaje para que los chicos realmente lean y tiene que haber procesos de acompañamiento y evaluación constante. El chico siente que tiene que aprender y entender si sabe que le van a evaluar de una manera no memorística. Estos chicos empiezan a masticar, se les pregunta y se les incentiva de otras maneras, para que aprendan y entiendan y no memoricen.

–¿Hay planes de expansión de este programa?

–Es un piloto en todo el departamento, de más de tres mil niños. Un piloto no tan piloto. Como Caazapá es el departamento catalogado como el de menor aprendizaje, donde los niños siempre han salido en el último lugar en las pruebas nacionales, queremos demostrar que no es un problema de los niños de Caazapá, si no de la falta de oportunidades de un sistema de enseñanza más eficiente. Si logramos que estos niños, que van a ser medidos en el 2018, demuestren que si tienen acceso a una metodología se les permite desarrollar sus habilidades innatas vamos a estar en la presencia de una pequeña revolución educativa y que tenemos, como sociedad, que aplicarla en todo el país. Nuestro desafío es hacer que el modelo, no de laboratorio, si no de tres mil niños funcione, y si funciona vamos a poner esto en los 17 departamentos del Paraguay porque los niños tienen que ser el motor intelectual y productivo de la sociedad, pero tienen que aprender mejor.

Estamos trabajando también en la ley de financiamiento de la educación, junto con el MEC. Creemos que una empresa de más de 1.200 millones de dólares tiene que tener una planificación financiera más moderna, más eficiente. Si no, corremos el riesgo de subir el presupuesto de Educación hasta el 7% del PIB, como quieren los chicos, pero que eso no tenga impacto.

–¿Qué en esa ley va a mejorar la administración de los recursos?

–Se tiene que definir, por ejemplo, cuánto de ese dinero se va a usar descentralizadamente, cuánto en investigación. Definir paquetes. Y que no todo vaya a salarios. Que se obligue a que los salarios sean por ejemplo solamente el 60% del presupuesto, el 20% vaya a alimentación y el otro 20% a laboratorios, monitoreo de evaluación del aprendizaje. En eso tenemos que ponernos de acuerdo todavía como sociedad. Pero estamos tratando de traer elementos de otros países que nos puedan ser útiles, así como trajimos para hacer la carta orgánica, con experiencia de siete países, algo muy científico que llevó cuatro años. La ley de financiamiento nos puede llevar cuatro años también. Tenemos que estar preparados para cuando en el 2023 Itaipú sea totalmente de Paraguay y eso genere 1.500 millones de dólares nuevos y gran parte se use para la educación, pero dentro de una ley de financiamiento mucho más eficiente y consensuada.

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