Preocupa aumento de depresión infantil

El Hospital de Clínicas registra una importante demanda de atención por casos de depresión infanto-juvenil, lo que preocupa a las autoridades sanitarias, atendiendo que la falta de tratamiento puede derivar en suicidios o adicciones. La mayoría de las consultas son de pacientes provenientes de distritos de Central.

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“La depresión mayor es un problema frecuente en niños y adolescentes y tiene consecuencias potencialmente mortales, ya que es la primera causa de suicidio en el mundo. La autoeliminación es la tercera causa de muerte en adolescentes, después de los accidentes y el cáncer. Es una causa de muerte que se puede prevenir, y muchas veces también disminuye la calidad de vida tanto del niño como de la familia, pues presentan un mayor riesgo de padecer enfermedades médicas y abuso de sustancias”, explicó la Dra. Viviana Riego, psiquiatra infanto-juvenil.

Agregó que el trastorno depresivo mayor es más prevalente en los adolescentes, pero también se puede ver en niños en la edad prescolar (los que van al jardín de infantes). La prevalencia en la edad escolar es de 2-3% y en los adolescentes aumenta a un 8%. Según la psiquiatra, los padres pueden detectar cuando un niño o adolescente cae en depresión, por un conjunto de síntomas persistentes como el cambio significativo con respecto al estado habitual, como ejemplo que se encuentre más retraído, o con mal humor o que le dejan de interesar o deja de disfrutar de las actividades o juegos que le gustaban.

Resaltó que otros síntomas de alarma son un bajón en el rendimiento escolar, que interfiere negativamente en las relaciones familiares y sociales, alejándose muchas veces de sus amigos o al menos se comunican menos. “Además, los chicos con depresión tienen a menudo quejas somáticas, eso significa que pueden manifestarse por síntomas gastrointestinales. Se quejan de dolor de panza, diarreas frecuentes, dolor de cabeza que no son explicados por un cuadro médico. También pueden presentar el humor triste, se vuelven irritables y se pueden mostrar hostiles, y sus interacciones son agresivas y con berrinches. Los niños, por su corta edad o porque no han completado el desarrollo del lenguaje, pueden expresar sus pensamientos negativos como quejas físicas, expresión de tristeza o evitan mirar a los ojos”, explicó.

La profesional resaltó la necesidad de un tratamiento y diagnóstico tempranero, que involucre a toda la familia, de modo a que esta pueda comprender y actuar de la forma correcta para poder ayudar al niño.

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