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Son humildes trabajadoras y sacrificadas. Están en su puesto de trabajo desde la madrugada. Son madres, esposas y cumplen sus roles con mucho sacrificio. Pero no se quejan de su suerte. Más bien, sobrellevan con alegría y optimismo los sinsabores de la vida. Son mujeres paraguayas, trabajadoras y abnegadas, dignas de admiración por su lucha diaria.
En la populosa zona del Mercado 4, cada mañana muy temprano, miles de mujeres ofrecen en su puesto de trabajo diversos artículos para la venta, para llevar el sustento diario a sus hijos. Otras salen a reciclar caminando muchos kilómetros con su improvisado carrito en que juntan cartones y plásticos.
Conversamos con dos mujeres que domingo o feriado, siendo madre y esposa, trabajan sin descanso.
María Teresa Roche (51) trabaja desde hace 18 años en el Mercado 4 como vendedora de championes en la calle Battilana.
Ella nos dijo que es madre de una hija de 22 años de nombre Noelia Díaz, quien también trabaja en el mercado.
Todos los días vienen a las 6:00 de la mañana y regresan a su casa en San Lorenzo a las 8:00 de la noche, de lunes a lunes.
Orgullosa
“Mi hija es mi vida, mi razón de vivir diariamente. Le enseño a ser responsable, a ser una persona de bien, a ser honrada y a sacrificarse para salir adelante. Ella está estudiando la licenciatura en Enfermería. Estoy muy orgullosa de mi hija, porque trabaja en un copetín donde gana su propio dinero y paga sus estudios. No obstante, como madre le sigo ayudando, con sus gastos”, resaltó.
Teresa Roche afirmó que le aconseja mucho a su hija a respetar a las personas mayores. Además, que se case legalmente para formar un hogar y tener hijos. También le dice que la familia es el principal sostén de los hijos y de los padres.
Manifestó que cuando era pequeña, su hija se iba a la guardería del mercado, mientras ella trabajaba para mantenerle. Y ese es un aspecto que el Gobierno debería priorizar. Es decir, habilitar más guarderías de niños para que las mamás puedan salir a trabajar.
Recordó que le crió a su hija trabajando mucho de sol a sol, sin domingos ni feriados. Y todo lo que tiene actualmente es sudando mucho en el trabajo, para salir adelante.
Resaltó que tiene su casa propia y todas las comodidades necesarias.
“Mi hija creció viendo ese ejemplo de sacrificio y dedicación”, resaltó María Teresa y añadió que la
honradez, la responsabilidad y el espíritu de lucha por salir adelante son los mejores ejemplos que le da a su hija para que le sirva en su vida presente y futura.
Agradecida
Resaltó que su madre, Alejandrina Roche, tiene actualmente 88 años de edad.
“Mi mamá era empleada doméstica, pero me formó dentro del respeto a los mayores, el valor humano y a ser trabajadora. La quiero mucho. Vive conmigo y le estoy muy agradecida porque gracias a su sacrificio soy una persona de bien”, significó.
Recicladora
También encontramos haciendo compras en el Mercado a Honoria López (41), madre de 12 hijos.
Ella nos dijo que vive en el Bañado Tacumbú. Le acompañaba su hija Paola López (17), quien también ya es madre de una niña: Paolita.
Honoria dijo que es recicladora de plástico, aluminio y cartón.
“Solemos ganar unos G. 250.000, nos sostenemos con eso. Además, mi marido, Amado Augusto Cáceres (44), es albañil muy reconocido en mi barrio porque es muy trabajador”, manifestó, y dijo que la vida está cada vez más cara y es difícil que los pobres progresen.
La entrevistada pide al Gobierno que haya más puestos de trabajo para las mujeres paraguayas, solo así no abandonará su país dejando de lado a su familia, en busca del sustento diario. También pide que la educación sea gratuita y que haya más guarderías públicas para que las mujeres dejen a sus hijos bien cuidados mientras trabajan.
Afirmó que es difícil hacerle estudiar a sus hijos y comprarles para su uniforme, su buzo y su mochila. Pero que a pesar de las dificultades con las que tropieza, les exige que estudien para progresar.
“Todos mis hijos estudian, hay quienes ya terminaron la secundaria y son personas de bien. Estoy orgullosa de ellos porque les enseño a ser honestos, a ser responsables y así podrán tener un mejor trabajo donde puedan ganar bien”, dijo.
Doña Honoria agradece a su madre, Felicita Sanabria de López (68), quien vive también en el Bañado y es recicladora.
Significó que de ella aprendió la honradez, la responsabilidad y el sacrificio.
“Mamá solo estudió hasta el cuarto grado, pero nos enseñó a salir adelante en la vida”, indicó y agregó que aconseja a los jóvenes que se cuiden y se valoren. Porque no conviene tener muchos hijos, dado que, según su experiencia, cada vez es más difícil mantenerlos.
Paola López, hija de Honoria, también ya es madre de una pequeña de 1 año y 6 meses. “Lo que voy a insistir en mi hija, además de la responsabilidad, es que no deje el estudio. Porque solo así podrá tener un trabajo digno”, apuntó y añadió que la creciente del río Paraguay hizo que abandonaran su casa y están viviendo no lejos del Bañado Tacumbú, en un lugar provisorio.
eolmedo@abc.com.py