Hombre bueno, honrado y talentoso

Cuando recién le conocí al doctor Enrique Bordenave, en coincidencia con la aparición de ABC Color hace 50 años, me parecía una persona ganada por la tristeza. Pronto sus editoriales me hicieron cambiar de idea. Su notable sensibilidad le hacía sufrir los acontecimientos que sacudían con fuerza al país. Era un vendaval de la corrupción y los atropellos a los derechos humanos. Le dolían las injusticias instaladas en los tribunales y la prepotencia en la política.

Cargando...

Los escritos de Bordenave son un estallido de indignación expresado con la elegancia de las personas cultas. Nunca necesitó de la vulgaridad para dibujar sus ideas. Correcto en todo, lo era también como periodista que absorbía los males que se aplicaban al país. Hombre de derecho, nunca silenció una injusticia. No porque fuera abogado sino, además y sobre todo, por su dimensión humana.

De extraña modestia, nunca valoró en su justa medida su inmenso talento. Tampoco se daba cuenta –o parecía no darse cuenta– que era un raro ejemplo de una rara honestidad a la que no le daba importancia porque le resultaba enteramente natural. No entendía que se puede ser de otra manera.

En los almuerzos semanales con un grupo de amigos era posible apreciar su vasto conocimiento en casi todas las disciplinas del saber humano. Le gustaba hablar, sabía hacerlo, pero también sabía callarse para escuchar con respeto las otras opiniones. Si no estaba de acuerdo con ellas, explicaba el motivo con argumentos casi irrefutables.

Con la edad, que siempre viene mal acompañada, fue dejando de escribir pero no de reflexionar sobre los acontecimientos nacionales. Cada vez se lo veía menos por la redacción. Y esas veces seguía expresándose con dolor, con pesimismo, sobre lo que nos venía aconteciendo como país que no termina de construir la democracia. Donde más falencia encontraba era en lo que él había sido un ejemplo admirable: el Poder Judicial. Fue un respetado juez. Todos sus actos hacen acordar el consejo de Don Quijote a su escudero: “...Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con la misericordia”. Con Bordenave el país ha perdido a un hombre bueno, honrado y talentoso.

alcibiades@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...