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También es evidente que no todos pensamos del mismo modo y lo mismo sobre la misma realidad, porque no aprendemos a pensar con el mismo nivel de competencias.
Es decir, la capacidad de pensar es una potencialidad que se puede desarrollar más o menos, con mayor o menor eficiencia y eficacia, con mejores o peores resultados a la hora de interpretar, conceptualizar, valorar y juzgar las cosas, los hechos, las personas y otros seres vivos, que inciden en nuestro entorno y a la hora de encontrar solución a los problemas.
Solemos decir popularmente que la inteligencia es la facultad para procesar los pensamientos y que éstos son el producto principal de la inteligencia. Entre los especialistas de la inteligencia y del pensamiento se discute y hay diversos conceptos de inteligencia y del pensamiento.
Estoy de acuerdo con Edward de Bono, quien ha escrito recientemente (lo he comentado en artículos anteriores), que el ser humano todavía no aprendió a pensar bien y, por eso, seguimos teniendo tantos problemas, para los que habría soluciones si pensáramos acertadamente, pero pasan los años y no los resolvemos. Jamás la humanidad tuvo a su alcance tantos recursos, tanta ciencia, tanta tecnología y no obstante continúa manteniendo un sistema económico y social, donde hay millones de personas que mueren de hambre, al mismo tiempo que se tiran como desperdicio cantidades inmensas de alimentos y materias primas.
En Paraguay mismo se desperdician millones de kilos de mangos, aguacates, naranjas y pomelos, caídos y abandonados en el suelo, mientras hay mucha gente en estado de desnutrición.
Las investigaciones de la psicología, de la psiquiatría, de la neurología, de la comunicación, , de la sociología y de la filosofía, entre otras han descubierto y siguen descubriendo continuamente elementos hasta hace poco totalmente desconocidos de nuestros nuevos posibles modos de procesar y producir pensamientos y conocimientos. Sin embargo la pedagogía, sobre todo la pedagogía aplicada y la didáctica entre nuestros educadores familiares, escolares y en educación superior, siguen educando a sus hijos y educandos como si estuviéramos todavía en los primeros siglos bajo el inspirado pensamiento griego de antes de Cristo.
Hay que reconocer que nuestra educación ni siquiera logra enseñar bien el pensamiento lógico lineal, mientras ignora en la mayoría de las familias e instituciones las múltiples inteligencias de Howatd Gardner, las propuestas del pensamiento lateral y otras formas de pensamiento de Edward de Bono, la inteligencia emociona y la inteligencia social de Daniel Goleman con sus respectivas formas de pensamiento, entre otros nuevos modos de pensar, como la Teoría y el pensamiento sistémico de Bertalanffy y el pensamiento complejo de Edgar Morin, y la inteligencia y el pensamiento espiritual de diversos autores, como Francesc Torralba, etc.
Algunos de nuestros políticos todavía no han superado el pensamiento de Maquiavelo en 1513, como si desde hace cinco siglos no se hubieran descubierto nuevos modos de pensar mucho más profundos, eficaces e inteligentes; y ni siquiera abren sus mentes al pensamiento genial e incomparablemente más fecundo de Leonardo da Vinci, muerto en 1529 y coetáneo de Maquiavelo.
Es un tópico repetido decir que Paraguay es un país que tiene todas las posibilidades para superar el subdesarrollo. Parcialmente lo demuestra en algunos sectores. Pero mientras los que tienen el poder de decisión no piensen más y mejor, mientras las Cámaras del Congreso sigan primando los gastos en partidos y operadores políticos, con cincuenta mil millones al año para tirarlos en politiquerías, mientras la educación no esté financiada mínimamente con el 7% del producto interno bruto, mientras se recorte cada año el presupuesto de la ANEAES, del Conacyt, del Conec y del CONES, mientras se siga abusando del poder desde la Cámara de Diputados con diputados incompetentes, mientras [seamos todos tan torpes de elegir a políticos corruptos y narcopolíticos, mientras no cambiemos de modos de pensar, seguiremos en la pendiente de la desintegración del estado de derecho y el progresivo subdesarrollo radical del país.
¿Queremos año nuevo feliz? Pensemos más, mejor y actuemos en consecuencia.
jmontero@conexio.com.py