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Bien está que se aplique la ley a funcionarios corruptos que disponen a su antojo del dinero público. Mientras tanto, infinitas necesidades no se atienden por falta de recursos.
Hay diferencia entre robar dinero del Estado y malgastarlo, pero en ambos casos el efecto es el mismo: el Estado pierde dinero. Robar es un delito y malgastar, en muchos casos, está amparado por la ley.
Judith Andraschko hizo perder mil seiscientos millones de guaraníes a los contribuyentes; la Justicia Electoral casi duplicó esa suma para enviar a sus tres ministros, más 56 funcionarios, a cuatro países para inscribir a los compatriotas en el registro electoral. No es la primera vez y, al parecer, no será la última porque los parlamentarios, de todos los partidos políticos, no tienen ningún interés en acabar con este robo legal. Suena extraño “robo legal”, pero en el caso de la Justicia Electoral –como en otros– es un hecho cotidiano.
Pudiéndose evitar ¿cómo es posible permitir el despojo? Las inscripciones en el registro electoral de los ciudadanos que residen en el exterior bien pueden hacerse por internet. Además, eso permitirá que más compatriotas se inscriban y no como ahora, que solo pueden hacerlo quienes viven en las cercanías de donde se realiza la inscripción. Pero ni eso, a estar por las denuncias que llegan de Nueva York. Los funcionarios de la Justicia Electoral atienden solo de lunes a jueves y en horario en que los compatriotas están en su trabajo.
De implementarse la tecnología se tendrán estas ventajas mínimas: considerable ahorro para el Estado y la facilidad de inscripción de los connacionales que desean hacerlo desde el lugar donde se encuentren y a la hora que puedan.
A Judith Andraschko le cuesta cinco años de penitenciaría el haber sustraído del dinero público mil seiscientos millones de guaraníes. Una insignificancia frente a la suma de otros hechos corruptos. ¿Cuántos años de cárcel, por dar un ejemplo, correspondería al senador liberal Enzo Cardozo –exministro de Agricultura y Ganadería en los Gobiernos de Fernando Lugo y Federico Franco– y al grupo encabezado por Silvio Riveros, titular de una supuesta Federación de Productores Frutihortícolas? Se demostró que más de ochenta mil millones de guaraníes sirvieron para engañar a los pequeños productores y beneficiar a unos cuantos estafadores.
Ojalá que el caso de Judith Andraschko se contagie pronto. De ser así, otros corruptos, que se han quedado con cifras descomunales, recibirán el castigo que acuerda la ley para los delincuentes que son muchos y poderosos.
alcibiades@abc.com.py