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Los apoderados legales y principales dirigentes cartistas, hoy en la conducción del Partido Colorado, ya sabían de la escandalosa cantidad de firmas irregulares registradas en la campaña para pedir la enmienda constitucional y habilitar la figura de la reelección. Pero tal vez ante el temor del bochorno –como finalmente ocurrió– ocultaron de la opinión pública la nota de presentación de las firmas (ver facsímil) en que ya decían que borraron más de 60.000 firmas con lo que quedaba unas 300.000 rúbricas válidas.
Se desconoce si el presidente Horacio Cartes tuvo la información y optó por avalar el ocultamiento o si se desayunó mientras estaba de viaje con el escándalo que afecta a la ANR y a su imagen.
Ayer tuvimos acceso al escrito en el que efectivamente hablaban de una depuración, pero que, sin embargo, no lo hicieron, como se está conociendo actualmente mediante la denuncia masiva que hacen ciudadanos enojados por aparecer apoyando la campaña oficialista de la reelección. La población tuvo acceso a las firmas luego de que la Justicia Electoral habilitara un buscador en la web.
Pese a que los cartistas tenían conocimiento de las firmas de muertos, menores de edad, personas con firmas múltiples, personas que no figuraban en el Registro Cívico Permanente, mantuvieron el discurso de que habían logrado poco más de 366.000 firmas de apoyo a la enmienda en menos de dos semanas.
En el escrito de presentación, firmado por los apoderados legales del Partido Colorado Wildo Almirón y Eduardo González, se hace una explicación hasta jocosa de las 27.174 firmas dobles detectadas al señalar que hubo “ciudadanos que entusiastamente han firmado más de una vez en las planillas”.
Además de firmas múltiples encontradas en las planillas entregadas por la ANR, el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), máxima instancia de la Justicia Electoral, halló rúbricas de 1.143 muertos, de 19.794 no inscriptos, de 12.931 personas cuyas datos no coinciden con las cédulas de identidad y al menos 296 menores de edad.
Ante el escándalo generado y el enojo de los incluidos sin su consentimiento, los líderes cartistas pretenden amortiguar el revés con argumentos como que la cantidad de firmas válidas supera ampliamente las 30.000 que exige la Constitución para solicitar una enmienda.