Dinero que debía ser para cultura fue a sueldos, televisores y chipitas

Lejos de usarse solo para financiar proyectos culturales, el dinero que el Cabildo transfirió a la Asociación Cultural fue utilizado hasta para pagar salarios de guardias de seguridad, asesores y empleados de la ONG. También saltaron pagos para comprar chipitas, vinos y hasta televisores para el Congreso.

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“No hay nada irregular. Si transferimos el dinero es por una cuestión de rapidez y para financiar proyectos culturales”. Es la versión que repite insistente la directora ejecutiva del Centro Cultural El Cabildo sobre las publicaciones de ABC Color que revelaron millonarias transferencias de fondos públicos a la Asociación Cultural Comuneros.

Sin embargo, los propios documentos presentados por Comuneros desmienten a Morselli. Entre 2014 y 2017, la ONG recibió del Cabildo unos G. 10.000 millones provenientes de fondos públicos y dinero entregado por empresas privadas en concepto de auspicio.

La propia Morselli reconoció que la entrega de los fondos a Comuneros tenía como finalidad evitar pasar por procesos de licitación pública. Se justificó diciendo que en cuestiones relacionadas a la cultura, existen eventos que deben ser organizados de forma rápida y que no pueden esperar que se finiquiten los lentos procesos burocráticos de una licitación pública.

Sin embargo, los documentos entregados por el mismo Cabildo y por la Asociación Cultural Comuneros demuestran que el dinero también fue destinado a rubros administrativos y compras que nada tenían que ver con la cultura. 

Por ejemplo, en medio de pagos a artistas de la talla de Andrea Valobra o Lizza Bogado, aparecen pagos de honorarios profesionales a funcionarios administrativos de la Asociación Cultural Comuneros.

La ONG usó dinero transferido por el Cabildo para pagar el sueldo de algunos asesores, choferes y hasta un guardia de seguridad. 

Mientras aparecen pagos al periodista de ABC Color Javier Yubi por trabajos como maestro de ceremonia o la compra de fotografías de su colección, también figuran pagos por compras de combustible, vinos y hasta chipitas para reuniones. 

En algunos casos, los productos alimenticios aparecen bajo la justificación de que serán destinados para reuniones en el Cabildo, en otros casos no especifican lugar ni motivo de los encuentros. 

En la rendición de cuentas figuran hasta compras de supermercados presentadas bajo el título simple de consumición, sin mayor detalle. 

También aparecen pagos sucesivos y reiterados por compra de combustible para los vehículos del Cabildo. De hecho, figuran hasta pagos de peaje de viajes realizados al interior para eventos varios. 

Los pagos por combustible se dieron a pesar de que el Congreso había adjudicado entre 2016 y 2017 unos G. 1.500 millones en este concepto. El Cabildo es una dependencia más del Poder Legislativo. 

Entre otros gastos llamativos, solo de enero, aparecen hasta pagos de taxi para “trasladar documentos de la Asociación Cultural Comuneros”. 

Usando los fondos que había transferido a Comuneros, el Cabildo pagó también por el mantenimiento y reparación de sus vehículos y hasta por servicios de plomería. Lo llamativo en este último rubro es que como destinatario del pago aparece “Asociación Cultural Comuneros Teodosio”. 

La ONG pagó hasta por la reparación de una motocicleta con el dinero que le transfirió el Cabildo.

Todos estos servicios, que nada tienen que ver con las actividades culturales, deberían haber pasado por procesos de licitación pública. Algo que la propia Morselli reconoció que quería evitar y para lo que utiliza desde hace 14 años a la Asociación Cultural Comuneros.

juan.lezcano@abc.com.py

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