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–¿Qué buscan las juezas al reunirse en una Asociación de Magistradas del Paraguay?
–En realidad, la asociación se creó en 2016, pero esta directiva que se formó la semana pasada es la primera surgida de una elección democrática entre tres movimientos con 225 asociadas en todo el país. Yo soy de Asunción, jueza desde hace poco más de tres años; la vicepresidenta es de Villarrica, la secretaria de Caazapá, la tesorera es de Fuerte Olimpo. Integramos un lindo equipo. Nuestro objetivo es exigir mejores condiciones de trabajo y que se nos reconozcan nuestra dignidad y nuestra independencia como mujeres magistradas.
–¿Qué les preocupa?
–La seguridad, por ejemplo, es un punto muy importante. Constantemente, las mujeres estamos expuestas. No hace mucho (el 3 de setiembre), una de las colegas (María Celeste Jara) fue agredida por el defensor del Pueblo (Miguel Godoy).
–¿Por qué?
–Porque no le salió favorable una resolución. La jueza fue insultada, y le pateó la puerta del despacho. Eso sucede casi a diario, tanto en la capital como en el interior. Estaba comentando una colega que cuando quitó su sentencia de condena contra un reo, la víctima se abalanzó encima del reo y quedó atrapado. Entonces, otra colega le dijo a ella: “¡Vamos a salir corriendo de acá!”. El tema seguridad es muy importante. Está en manos de los miembros de la Corte resolver.
–Para una mujer no debe ser un trabajo fácil. Están los prepotentes, están los delincuentes...
–Imagínese las mujeres que deben batallar en el interior. Una colega se va en auto hasta cierto punto. De ahí tiene que subir en balsa para cruzar el río y llegar a su trabajo. La ruta puede estar clausurada... Otras están expuesta al acoso (sexual) periódico. En el interior sí que se vive de forma precaria. Pero no hay necesidad de ir lejos. Yo misma, antes de subir a la oficina estaciono mi auto en la calle. Estoy a merced de los que podrían ser afectados por mis resoluciones. Necesito un poco más de seguridad. Es la situación de la mayoría.
–¿Siente temor?
–En una oportunidad sentí ese temor, especialmente por la exposición en la calle. Hace poco conseguí un estacionamiento más cercano y me siento un poco más protegida.
–¿No hay lugar para los jueces?
–No pude acceder al estacionamiento para magistrados, un lugar privilegiado. Necesitamos un apoyo de los miembros de la Corte, porque últimamente se puso muy de moda eso de denunciar a las magistradas o magistrados ante el Jurado de Enjuiciamiento. Las denuncias pueden ser irresponsables. Nosotras no tenemos un canal directo con ninguno de los ministros ni con el Consejo (de la Magistratura) ni con el Jurado. Cada uno tiene que procurarse solo.
–¿Cuántos denunciados?
–Hay entre 700 y 800 causas pendientes. Es muy fácil denunciar, y además, el trabajo es insalubre, estresante, que afecta muchas veces a las colegas. Hay muchas que renuncian por problemas de salud o piden retiro anticipado. Es que existe mucha presión de los justiciables, sobre todo cuando uno quiere hacer bien las cosas. Con eso no queremos desconocer que hay jueces que merecen ser observados y sancionados; pero esos son los menos.
–Se pronunciaron a favor de Elodia Almirón, la única ternada que finalmente no fue elegida...
–Es cierto, hicimos un comunicado para apoyar la designación de Elodia Almirón. Hasta hoy, el número de magistradas que ocuparon y que ocupan un cargo de ministra de la Corte Suprema de Justicia no es consecuente con lo que la mujer paraguaya invirtió en la memoria de la historia de la Patria. No discutimos la calidad de profesionales de los demás ternados y los que fueron elegidos finalmente. Los senadores de la Nación tuvieron la oportunidad de reconocer los méritos de la doctora Almirón, destacada como intachable jurista conocedora de la realidad social. En nuestro comunicado hemos instado a la cámara a elegir a esta mujer en homenaje a las mujeres paraguayas. Además, no era para hacer el favor a nadie. En la terna ella estaba bien puntuada. Cuando yo me terné para jueza, tenía 600 puntos y estaba colocada en tercer lugar, pero la Corte me eligió porque ya no se tiene en cuenta el puntaje, sino otros factores.
–¿Qué podría hacer diferente una mujer en la Corte?
–Llevar un rostro más humano a la administración de justicia. La mujer fue siempre una activa protagonista de nuestra historia a pesar de que, como todos saben, cumplimos distintos roles dentro de la sociedad. Somos guardadoras de nuestros padres, hijos, cuidadores de nuestros hermanos. Cumplimos roles multifacéticos. En mi caso, yo soy mamá, esposa, abuela, hermana, magistrada, amiga... No es fácil. Por eso la mujer no se visibiliza y no aparece siempre con el mejor puntaje.
–¿Cuál es su opinión del proyecto “de paridad democrática” que quiere imponer por ley que el 50% de los cargos sea para la mujer?
–Yo pienso que la mujer tiene que ganarse su propio espacio trabajando, esforzándose, capacitándose. La paraguaya siempre se caracterizó por su lucha, por su tenacidad. No necesita una ley de paridad para ser alguien.
–También está el peligro de que si le dan la paridad, después van a buscar lo mismo las minorías: los indígenas, los discapacitados, los artistas, deportistas...
–Eso mismo. Todos van a exigir: “Yo también quiero paridad, tengo derecho a un porcentaje...”. A muchas colegas como yo no nos gusta la transversalidad de género en todo nuestro accionar. Pensamos que la mujer es capaz por sí misma y no por el hecho de ser mujer nada más. En mi caso, yo aproveché mi espacio. Un día dije: “Ahora quiero ser magistrada”. Me postulé. Rendí los exámenes y fui magistrada. Me postulé para dirigir la Asociación de Magistradas, y dije: “si las colegas confían en mí, pues me votarán”. Hoy estamos en este gremio que tiene ante sí grandes desafíos. Yo pienso que, naturalmente, a medida que pase el tiempo, cada vez habrá más mujeres ocupando espacios sin ninguna imposición. Si no pudimos obtener una de las plazas vacantes para la doctora Almirón, pues vamos a pelear para que la tercera vacancia que se abre ahora con el cargo que dejará Sindulfo Blanco sea para ella.
–¿Cuántos magistradas hay?
–Increíblemente, en el Poder Judicial se cumple naturalmente la paridad. Del total de 918 magistrados, 460 son mujeres, justo casi la mitad. En nuestra asociación tenemos empadronadas a 225 colegas.
–Es bastante...
–Es bastante. Estamos 50% en el Poder Judicial, y dentro de poco vamos a ser más.
–¿Cómo ve el ambiente con todos esos juicios que se están abriendo a políticos?
–A mí me gusta este ambiente nuevo de apertura ciudadana, donde la gente participa y denuncia. Se escuchan las voces que antes no escuchábamos. Yo veo con muy buenos ojos que se sometan a la justicia los litigios que se relacionan con la malversación y el tráfico de influencias. Me parece muy sano, saludable para nuestro país y para el sistema de justicia...
–¿Es cierto que el Jurado era para ustedes como un garrote, como una espada de Damocles?
–Las colegas se quejan. Hoy día hay como 800 causas que están en los cajones del Jurado. Hay denuncias de todos los colores... Yo me acuerdo cuando tomé el juzgado a mi cargo, la jueza que me estaba interinando estaba enjuiciada porque emitió una resolución que no fue favorable a una de las partes. Lo primero que me dijo cuando llegué fue: “Cuidate”.
–Usted qué piensa: ¿estaban cajoneadas como instrumento de coacción, de extorsión?
–Yo no puedo hablar del trabajo del Jurado de Enjuiciamiento. No sé por qué motivos no se impulsaron esas denuncias ni por qué estaban guardadas. Ahora, veo con muy buenos ojos la apertura que existe hoy... Esta semana vi que el Jurado de Enjuiciamiento sobreseyó entre 20 y 30 casos. Están depurando...
–¿Qué le sugiere que un poderoso expresidente del Jurado esté en la cárcel en este momento?
–Es fuerte. Como ciudadana, me impacta. Se trata de uno de los hombres poderosos de nuestro país. Estuvo mucho tiempo en el Senado. Es alguien con mucha fortuna, mucho poder; pero está preso. Repito: me impacta como ciudadana y me alegra, porque veo que gente poderosa está siendo sometida a una investigación sin que nadie la proteja...
–Como nunca...
–Es como un despertar...
–González Daher era hasta hace poco como un súper jefe de los jueces. Eso develan los audios que se hicieron públicos...
–Escuché los audios que se hicieron públicos y que ahora se investiga. Veremos cuál es el resultado de la investigación.
–¿Este destape le da más seguridad en su trabajo?
–Por supuesto. Cada día me afianza para resolver los casos aplicando estrictamente la ley, sin presiones de por medio. Eso me pone muy tranquila. Pero más allá, reitero el clamor de las colegas que es la seguridad. Hay colegas que piden con justa razón que se les construya por lo menos un baño privado. ¿Por qué tienen que cruzar todo el patio? Ya hay antecedentes de ataques. Estamos expuestas. De ahí la preocupación...
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