Presión ciudadana funciona contra las arbitrariedades

No sabía dónde quedaba Paraguay en el mapa. Solo tenía un hombre delante suyo, un arpista que conoció en un crucero y del que se enamoró perdidamente. Abandonó sus estudios de Ciencias Políticas, lo siguió y hace poco más de seis años vive en Asunción, tiene hijas paraguayas y es la atracción de festivales de música y serenatas. Cristina Bitiusca (33), la rumana que canta en guaraní recomienda en esta entrevista: no hay que desafiar al destino.

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–¿Cómo fue la historia?

–Yo hacía cruceros para pagar mis estudios de Ciencias Políticas. Estaba cursando el tercer año de Universidad cuando me vino un contrato para cantar en cruceros en 2006. Y bueno, me enamoré muy pronto de Alcides (Ovelar, 40) y me olvidé de todo. Seguimos casi cinco años navegando hasta que resolvimos bajar a tierra y venir a Paraguay a descansar. Tenía una gran curiosidad por conocer Latinoamérica, Paraguay por obvias razones. Fue emocionante para mí. Y bueno, hace más de seis años que vivo aquí y muy feliz con una hija de seis (Adelia Victoria) y otra de año y ocho meses (Bárbara).

–¿Dónde fue el encuentro?

–Fue un crucero largo que partió de Lisboa (Portugal) por las costas del Mediterráneo, Egipto, Grecia, Canal de Suez parando en las islas de Océano Indico, Singapur, Indonesia, Japón, China y finalmente Australia. Nos conocimos en el barco. Me acuerdo que para impresionarlo le pedí a un colega paraguayo que me enseñe una canción en guaraní que diga cosas bonitas y me aprendí esa que dice “no voy a poder vivir sin tu amor” y que se llama “Mboraihu Asy”. Le obsequié como regalo por el Día de los enamorados. La otra canción que me gustó y creo que es una de las más lindas canciones paraguayas es “Che camba resajajái”. Es el nombre de uno de nuestros discos. Describe un poco mejor y más alegre el amor que profesa uno por su pareja... Después nos pedían que ampliemos el repertorio, él con su arpa y yo con la voz. Así hicimos “Mis noches sin ti”, “Recuerdos de Ypacaraí”, “Regalo de amor”, “Yo no sé por qué”, “Paraguaya linda”. Hoy hacemos “Che pycasumí”, “Nde resa kuarahy’ãme” y “Trece Tuyutí”...

–Es uno de los más difíciles, de Emiliano R. Fernández...

–Alcides: Ella canta todas las estrofas sin leer la letra...

Cristina: Me encanta el guaraní. Es un idioma muy noble, dulce, traduce el sentimiento. En mi lengua, el rumano, hay unos sonidos muy parecidos. Eso me facilita pronunciar la “y” (como agua en guaraní). En rumano se representa con la letra “â”...

–¿Y qué hace el arpa en los cruceros?

–Alcides: Es infaltable en los cruceros. Puede faltar una guitarra pero nunca el arpa. Les llama la atención que podemos tocar parado. Les llama la atención que un hombre toque el arpa. Generalmente se ve mujeres con una breve participación con algunos arpegios en grandes orquestas, rusas, japonesas. El hecho de que uno toque parado y que se saque canciones enteras, para ellos es muy llamativo. Eso admiran...

Cristina: A mí me gustó Alcides desde el principio y también su arpa. Me pareció un instrumento exótico, no común en Europa. Y bueno, no se puede desafiar al destino. Yo no sabía dónde quedaba Paraguay y ahora vivo y tengo familia aquí. Hemos pensado volver a nuestras giras, radicarnos en Francia, Australia o Estados Unidos, pero los compromisos no se detienen y encima con la niña en la escuela se pone cada vez más difícil...

–¿Cuántos idiomas?

–El rumano y el español por supuesto, el inglés que es fundamental para andar por el mundo, el francés, italiano y portugués.

–¿De qué parte de Rumania?

–De Brasov, la ciudad más turística. La casa de mis padres está a 20 km del castillo del Conde Drácula, en Transilvania (sonríe).

–¿Hace cuánto que no va?

–Hace tres años. Extraño mucho las montañas de Transilvania. Deberían ir a ver. Es muy bonito. Estas fiestas voy a pasar allá. Tengo mis padres y una hermana menor, ya casada también. Estamos a 12.000 km de distancia. Yo sé que ellos se sienten felices con mi felicidad, pero están un poco tristes por la decisión que tomé de quedarme a vivir muy lejos. La añoranza está siempre viva. El año pasado mi madre vino a visitarnos y estuvo un mes con nosotros.

–Rumania tenía también un dictador como Paraguay...

–Tuvimos un dictador que fue asesinado junto con su esposa cuando fue derrocado...

–Ceaucescu (se lee Chauchesku).

–Sí, Nicolea Ceaucescu. Se les hizo un juicio sumario sin derecho a la defensa. Se lo condenó a muerte. Lo sacaron junto con su esposa del tribunal y se los fusiló a los dos. Todo el país vio porque fue grabado y transmitido en vivo.

–Había mucha furia...

–Sí. Yo tenía cuatro años. Fue en el 89. El dictador de ustedes (Stroessner) cayó en febrero y el nuestro en diciembre.

–El mundo cambió ese año: cayó el muro de Berlín, cayó la Unión Soviética...

–En Rumania hubo un largo período de transición hacia la democracia desde 1989. Hay mucha corrupción. Tenemos políticos presos. En enero hubo una manifestación muy grande. Querían aprobar una ley para que los políticos tuvieran inmunidad aún después de terminar sus mandatos. Era una injusticia, porque les daba la posibilidad de robar de por vida sin que nadie pudiera decir ni hacer nada. La presión ciudadana funcionó en Rumania contra las arbitrariedades. Muchos políticos corruptos fueron detenidos: primer ministro, viceministro, ministro de Agricultura, Ganadería...

–¿La justicia funciona?

–Tenemos un organismo anticorrupción que está funcionando bastante bien ahora.

–No es fácil la democracia en países con larga tradición autoritaria...

–Es una transición bastante larga. Nosotros estamos a 28 años, igual que Paraguay.

–Qué diferencia ve en la gente?

–Aquí son un poquito más informales que Europa creo yo. Las instituciones no están muy consolidadas. Aquí funciona todavía la ley del amiguismo. Allá ya se acabó eso. Aquí funciona todavía el padrinazgo. Antes, en Rumania, si usted necesitaba consultar con el doctor le llevaba un paquete de café, buenos cigarrillos. Así se conseguía mucho más rápido la cita. El sistema de salud era precario. Las comparaciones son un poco odiosas, pero aquí hay que tener un amigo para ayudarle a solucionar sus problemas. Allá los funcionarios ya tienen miedo porque pueden ir a parar a la cárcel.

–A 28 años de distancia, ¿cree que hicieron justicia al fusilar al dictador de su país?

–Fue un poco injusto. Yo creo en los derechos humanos. Por más que haya sido un dictador y que mi país haya sido sometido a las cosas más horrorosas de la historia rumana contemporánea, se le tenía que haber dado el derecho a la defensa. Tanto escuchamos hoy que se reclama respeto a los derechos humanos para los ladrones y asesinos, ¿por qué no darle el derecho a la defensa?

–¿Por qué la esposa?

–Por que la esposa era como su mano derecha. Fue muy protagonista del Gobierno. Era como la Eva Perón de Rumania. Tenía mucho poder. La gente que les hizo matar era de su mismo partido.

–¿La transición fue igual que en Paraguay donde los del Gobierno anterior se reciclaron para seguir?

–Sí. Fue la misma situación. Rumania está en la Unión Europea desde el 2007, pero mantenemos nuestra moneda. Hoy día la preocupación es la inmigración y el terrorismo. Se toman las precauciones en los límites que se pueden. Estamos atentos a lo que pudiera pasar después de los atentados de París, Barcelona... Esperamos que no llegue. Tenemos suficiente con los actos de corrupción. Veo que se hacen reformas en la educación, la salud. Se trata de salir adelante buscando seguir los modelos de Francia, Alemania...

–¿Cómo ve a los inmigrantes y el peligro de la infiltración de terroristas entre ellos? 

–Yo conozco mucho mundo. Viajé a todos lados y conocí mucha gente. Yo lo veo así: cuando alguien está en peligro y necesita ayuda se le tiene que rescatar. La experiencia de Siria nos lleva a concluir que más vale que se auxilie a esta gente que escapa en forma desesperada de la violencia, ¿o la opción es dejarlos que se ahoguen en el mar? Como en todas partes, entre estos contingentes que se vienen para Europa debe haber gente buena y gente mala. Si tuviésemos un filtro de Rayos X para poder saber quiénes son los malos, obviamente que no se les va a dejar entrar. Pero no tenemos eso. Entonces, debe prevalecer nuestra parte humanitaria, pienso yo.

–¿Cuáles son sus planes?

–(Alcides): Tenemos dos discos con Dúo Eurolatin, el nombre de nuestro grupo. Hicimos el lanzamiento el año pasado en febrero. El disco de música paraguaya se llama “Che kamba resajajái” y el disco de música en inglés se llama “The power of love” (el poder del amor). Ahora estamos lanzando un nuevo material, música paraguaya mezclada con música internacional, queremos que sea audiovisual, audio con video. Tenemos dos plataformas digitales de música. Cristina también enseña canto en forma particular...

(Cristina) Tengo mi diploma de canto popular y enseño a los que quieren aprender algo diferente.

(Alcides) Mi hermana Mirian Rosana Ovelar es guitarrista, toca el bajo. Tiene un estudio de grabación con Juan Cancio Barreto. Entonces, de repente podemos armar un grupo de canto, guitarra, bajo, arpa, piano. Heredamos de mi padre, Adelio Ovelar (ya fallecido), una fábrica de instrumentos de guitarra y arpa en Lambaré. Él también fue arpista.

holazar@abc.com.py

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