Rector admite que imagen de la UNA quedó muy dañada

El profesor ingeniero Héctor Rojas, popularmente conocido como “Rojitas”, asumió como nuevo rector de la Universidad Nacional, debido a la grave afección de salud que sufrió su antecesor, Abel Bernal, elegido después del traumático proceso que siguió al movimiento “UNA no te Calles”. En esta entrevista Rojas analiza el estado de la universidad, el nivel de los estudiantes y admite que la imagen de la UNA quedó muy quebrantada...

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–¿Se queda definitivamente como rector? 

–Es un cargo ocasional, temporal, no está determinado en el tiempo. La recuperación de (rector profesor Abel) Bernal es muy lenta. Tuvo un ACV como es de público conocimiento. La consecuencia es la movilidad y le dificulta el habla. Está con reposo.

–¿Son las secuelas de aquel violento paro estudiantil (UNA no te Calles)? 

–Yo diría que gran parte del deterioro de salud del rector pudo haber sido provocado por el cúmulo de dificultades que pasó. Realmente él pasó la peor parte. Soportó todo tipo de reclamos, exigencias después de todo aquel movimiento...

–¿Usted no estaba con él? 

–Yo me había retirado en el 2001. Me dedicaba a la cátedra después de haber sido decano de Ingeniería 12 años. No pensaba volver a la administración. Justamente cuando el profesor Bernal fue electo rector, me invitó a trabajar con él en la dirección académica. Accedí con gusto porque es un amigo de muchos años. Ya en la administración acepté mi candidatura a vicerrector y fui electo. Estábamos trabajando muy bien. Con él se fueron tranquilizando las aguas en la universidad... Una vez que volví como vicerrector y participé en la asamblea. Ahí fue duro. Usted recordará que fuimos encerrados, maltratados. Eso sí lo viví. Eso fue posterior al ruido mayor (de UNA no te Calles). Los estudiantes seguían luchando por ciertas reivindicaciones y recurrían a medios no muy adecuados para conseguirlo. A todos nos afectó eso.

–Nadie estaba acostumbrado... 

–Imagínese que le digan: “échele a fulano”. Eso implica primero comprobar que tiene que ser echado. Hay que comprobar qué grado de culpabilidad tiene y si es suficiente para sacarlo. Y usted tiene recursos limitados, unas normas que respetar, aparte de decir que una acusación no es suficiente. Todos tenemos derecho a la defensa. Tiene que demostrarse la culpabilidad...

–La imagen de la UNA quedó muy deteriorada... 

–La imagen quedó muy quebrantada y eso el profesor Bernal logró restaurar pero con mucho esfuerzo... 

–Había hasta domésticas en la planilla de la universidad, decían.. 

–No fue tan generalizado pero sí hubo muchas desprolijidades que se han ido depurando. No fue fácil. Esa tarea ingrata fue obra de Bernal. 

–¿Estaba generalizada la corrupción? 

–No fue general como se pintó. La corrupción convive con el hombre desde que existe. Lo que se detecta se denuncia y se trata de corregir lo antes posible. Hay sumarios abiertos. Se retiraron funcionarios cuyas designaciones y funciones no estaban claras. Otros se retiraron apenas comenzaron los controles. 

–Esos casos de funcionarios denunciados, la funcionaria que se tragó esos documentos... 

–Esa señora se retiró. Lo máximo que puede hacer la administración es separar de su cargo al que cometió una irregularidad y denunciar a la Fiscalía. Muchos de esos casos están hoy en poder de la Fiscalía. 

–¿El relevo de decanos sirvió para transparentar la administración? 

–Yo diría más bien que fue una alerta para que se tomen los cuidados que corresponden, porque muchas de las acusaciones no se ajustaron a la verdad. No fueron probados de hecho, más bien fueron subjetivos... 

–¿Se aprovechó para una caza de brujas? 

–Sí, hubo. Muchos (decanos) se retiraron. No es que se los sacó. No se sentían ya cómodos por las acusaciones. Sabían que si permanecían en sus cargos iban a tener dificultades. Muchos profesores quedaron golpeados. A mí también me señalaron por tener demasiadas cátedras. Mi ventaja es que hace bastante tiempo que enseño. Mis alumnos no se quejaron. Eso me protegió cuando vinieron los ataques. La gente reconoce el esfuerzo de uno y eso tiene valor.

–¿Qué cambió después de ese movimiento? 

–Con los nuevos estatutos, ahora la participación es mayor en los órganos de gobierno, no a satisfacción de los estudiantes. Ellos reclaman también una paridad..

–Al estilo del “Cordobazo” (de 1969)...

–Tampoco ahí sobrevivió la paridad (igualdad en los consejos). Aquí en la UNA la participación estudiantil es sana, corresponde pero hay que hacerlo en la medida adecuada. ¿Cuál es esa medida? Es en lo que no nos ponemos de acuerdo todavía con los estudiantes. El nuevo estatuto que rige desde fines del año pasado no define cuál es la composición de los órganos de gobierno. Lo que consideramos un gran avance es el tema eleccionario. Ahora hay un tribunal electoral independiente desvinculado de la autoridad del momento. Eso dará mas transparencia a las elecciones.

–¿Desde cuándo en la docencia?

–Estoy desde 1968 como auxiliar de enseñanza. Ya era auxiliar desde el segundo año de estudiante. El profesor ingeniero Pujol y el profesor Seccia me designaron como auxiliar de enseñanza. Con Pujol tuve Geometría Plana y del Espacio. Con Seccia fui auxiliar de Álgebra. Así comenzó mi carrera docente. 

–¿Cuál es su origen? 

–Soy natural de San Pedro del Paraná, Itapúa. Ahí hice la primaria y parte de la secundaria. Vine a Asunción para hacer el servicio militar. Me quedé. Terminé aquí la secundaria. Volví a mi pueblo. A mis padres les era muy difícil sostener mis estudios. Junté recursos para volver después de enseñar matemáticas y física en Encarnación. Ingresé en el segundo lugar en Ingeniería. Un compueblano me ayudó a sostener mis estudios, el doctor abogado Domingo Galeano.

–¿Tuvo una experiencia fuerte parecida a “UNA no te Calles”? 

–Cuando vino el señor (Nelson) Rockefeller (vicepresidente de Estados Unidos) en 1969 perdimos un año de carrera. El paro se extendió hasta parte del año siguiente. Las protestas se centraban en Ingeniería y Medicina.

–Los tradicionales revoltosos, rebeldes de la época de Stroessner.

–Rebelde me gusta más que revoltoso (sonríe). El ambiente fue muy tenso. Invadieron (los policías) la Facultad de Ingeniería.

–¿Por qué se tomaron tan a pecho la venida de Rockefeller? Ah, querían emular el Mayo Francés de 1968, el “Cordobazo”...

–Había mucha convicción en las protestas. Se señalaba a Rockefeller como uno de los capitalistas de los bolivianos en la Guerra del Chaco. No era una persona muy grata a los jóvenes. Su visita no era digna de ser bien recibida en el país.

–Ingeniería siempre fue un bastión a pesar de la dictadura. ¡Cómo se debatió el tema Itaipú! 

–El debate más relevante alrededor de la discusión sobre la construcción de Itaipú y sus consecuencias se concentró en Ingeniería... 

–Se televisó y todo...

–Recuerdo que todos participaron: docentes, estudiantes, políticos, el ingeniero (Enzo) Debernardi, que era docente de la casa, uno de los ejecutores de Itaipú y presidente de ANDE.

–Fue apasionante. ¡Los estudiantes eran excelentes oradores! 

–El Centro de Estudiantes fue el que coordinó la organización del debate. Hay que reconocer que el ingeniero Debernardi era muy respetado. Su personalidad ayudó también a que el debate tenga altura. Tomó ciertamente ribetes no muy armónicos en algún pasaje pero fue un ejemplo de tolerancia para la época.

–De esas reminiscencias a hoy, el estudiante parece más apático...

–Los universitarios tenían una formación adecuada para debatir con seriedad los temas nacionales...

–Hoy no trascienden. Incluso el nivel de la UNA también bajó. No está más entre las 100 mejores en el ranking internacional...

–Ahí hay varios temas. Uno de ellos, diría que la universidad siempre hizo bien la tarea en la formación de sus egresados, en la extensión de llegar a la población a través de Ingeniería, Medicina, Odontología y que sirve a los estudiantes para formarse. La investigación es lo que no hemos podido desarrollar hasta hace relativamente poco. Para el ranking internacional es un componente importante. Estamos débiles.

–¿Es cierto que la UNA gasta unos 4.000 dólares por alumno con 50.000 alumnos y la Universidad de Buenos Aires la mitad, 2.000 dólares, con 350.000 alumnos?

–Es un cálculo muy discutible. Se toma el presupuesto de un año y se divide entre el número de alumnos. Aquí hay examen de ingreso para que un alumno sea admitido. ¿Qué pasa si el ingreso era irrestricto como en Argentina? El número de alumnos iba a ser elevadísimo como es en la UBA. El número de alumnos no es adecuado para medir. La educación a distancia, que estamos desarrollando desde hace unos años, demanda otro tipo de recursos. No es lo mismo tener 100 alumnos en aula que mil alumnos a distancia. Eso también distorsiona...

–Se dice que la UNA favorece más a las élites económicas a expensas de jóvenes de extracción modesta que no tienen medios... 

–Es innegable que el joven que proviene de una familia pudiente tiene mejores oportunidades. Ellos ingresan sin mayor dificultad en la universidad porque tienen una formación buena. Yo no veo bien que se le tenga que cobrar al que tenga más medios. Suena a discriminación. No es sano. Lo cierto es que hay oportunidades para los que verdaderamente quieren estudiar. Están las becas Itaipú. Está todavía a discutir el tema presupuesto y que los políticos resuelvan de una vez por todas conceder el 7% del PIB a educación. A partir de ahí podremos ver grandes progresos en la universidad...

holazar@abc.com.py

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