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El exprocurador general de la República y actual precandidato número 11 a senador por el oficialismo, en el programa “No tiene nombre” de ABC Cardinal 730 AM, dijo ser un “superconvencido” de modificar la Carta Magna, pero admitió la preocupación de que al hacerlo con las actuales condiciones y actores políticos correríamos un serio riesgo de empeorar nuestra Ley Fundamental.
Moreno señaló que una reforma constitucional es necesaria, pero que para llevarla adelante debe haber un acuerdo político amplio que incluya a todos los sectores. Manifestó que ese acuerdo debe incluir un pacto de no tocar la parte dogmática, es decir, de los derechos y garantías, pero sí modificar la parte orgánica. Dijo que si se cumple este compromiso “es imposible que nuestra Constitución sea peor” de como la tenemos hoy.
“Nuestra Constitución está extraordinariamente mal estructurada en cuanto a la distribución de poderes y de competencias, no somos ni chicha ni limonada”, expresó.
Agregó que tampoco establece un sistema institucional parlamentarista, sino sería más bien un “parlamentarismo manqué o choto, porque en última instancia el Congreso no tiene atribuciones ejecutivas”.
El aspirante a la Cámara Alta sostuvo que a las deficiencias de nuestra Carta Magna, en los últimos 25 años de su vigencia, “todas las crisis políticas han sido crisis de distribución de poderes entre el Ejecutivo y el Parlamento”. Añadió que por eso en la actualidad no tenemos una nueva Corte Suprema de Justicia, un nuevo fiscal general del Estado y tenemos problemas todos los años con el presupuesto general de gastos del Estado.
“Pato cojo”
Al hablar sobre “el poder fuerte” que aún mantiene Cartes al 4° año de gobierno, según su visión, indicó que otro de los “problemas que tiene la Constitución es que, como el Ejecutivo no es tan fuerte y no es reelegible, al tercer año se convierte en pato cojo”. Dijo que esto les pasó a todos los presidentes.
Moreno al tratar de justificar el puesto 11 que le dio Cartes en la lista al Senado se autocalificó de ser un pragmático y realista en política y que toma las oportunidades que le da la vida. Se mostró optimista en que ingresará al Congreso y que no va al Senado para “comer bocaditos”.
Dijo no sentirse molesto con el mote de ser un “Cartes boys”, aunque aclaró que no está de acuerdo con la connotación económica del término, porque no se identifica “en absoluto” con el neoliberalismo. Sí rechaza que a su grupo etario analógicamente con lo que ocurre en Argentina se diga que son de “la camporita” de Cartes, porque él no es de izquierda.