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¿Qué es la injusticia?
“Seguirá habiendo injusticia, racismo e ignorancia, pero puedes mejorar las cosas”
Barack Obama (1961 – ?), expresidente de los EE.UU.
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“Una injusticia en cualquier parte, es siempre una amenaza a la justicia de cualquier lugar”
Martin Luther King (1929-1968), defensor de los derechos humanos.
“La II Guerra Mundial trajo años de injusticia y humillación para Europa”
Ángela Merkel (1954 - ?), excanciller de Alemania.
“Una ley injusta es en sí misma una especie de violencia. Pero el arresto por su incumplimiento lo es aún más”.
Mahatma Ghandi (1869-1948), político y pensador indio.
Expulsión de los jesuitas
Los jesuitas llegaron al Paraguay por primera vez en 1607. Después de 150 años de crecimiento y extensión, especialmente a través del florecimiento de las misiones jesuíticas, en 1766 la Orden fue expulsada por el rey de España, Carlos III, de todos los territorios del imperio, dicha orden fue emitida el 27 de febrero de ese año.
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Cuando el rey de España se sumó a las iniciativas implementadas por Francia y Portugal expulsando a la Orden de sus dominios, la población total de la provincia jesuítica del Paraguay llegaba a “144.337 almas”. Aunque tras el decreto de expulsión, firmado el 27 de febrero de 1767, la corte española tomó todo género de precauciones para tomar a los jesuitas desprevenidos.
Porque, puesta la ejecución de aquellas disposiciones bajo la responsabilidad del gobernador del Paraguay, Carlos Morphi, “partidario decidido de los expulsos”, sería inevitablemente mal cumplida (Zubizarreta, 1964).
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El operativo prescindió del sigilo programado y permitió a los misioneros “ocultar sus comprometedores papeles”. Carlos III se obligó entonces a insistir enviando a don Fernando de Paula Buccarelli y Arzúa, gobernador de la provincia del Río de la Plata, para cumplir con la misión. Este desalojó a los sacerdotes de la Orden, poniendo en manos de los franciscanos el gobierno espiritual de las misiones; el económico se lo entregó a administradores seculares, y el político, a un gobernador militar.
Tras el procedimiento, aquellas instalaciones espectaculares comenzaron su inevitable declive no solo en cuanto al número de su población, sino por el deterioro de todo cuanto se había construido con gran esfuerzo. A finales del siglo XVIII, la población mencionada se redujo a menos de la mitad. En el siglo que se avecinaba, sobrevendría la completa ruina.
Fuentes: jesuitas.org.py / https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7434676.pdf