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Definir a Moncho Azuaga es como intentar explicar una obra de Picasso o una pieza de Vivaldi: plural, multicolor, simplificación de lo complejo, volver blanco lo negro e iluminar lo que era oscuro, porque ese es su principal objetivo en la vida: luchar por todo aquello que considera injusto y lo hace como cuando escribió el primer poema.
Y supo que su oficio sería escribir cuando las revistas y libros le dieron la llave de los mundos imaginarios, el valor mágico de las palabras y la sensibilidad humana en los antiguos relatos de sus mayores. “Pero aún no estoy seguro de haberlo logrado”, confiesa.
Azuaga afirma que la profundidad y síntesis temática, la estructuración melódica de las palabras, la denuncia de las injusticias y el esplendor amoroso fueron los elementos que lo atrajeron hacia la miel y hiel de la poesía.
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Las páginas de la revista Ariel fueron la vidriera que dieron a conocer a sus lectores sus primeras obras en tiempos de la secundaria, en el Liceo José Enrique Rodó, con otros compañeros que ya anunciaban su sendero artístico, como Lisandro Cardozo, Selmo Martínez, Nico Espinosa, Justo R. Ramírez y otros.
Entre sus primeras lecturas y los que influyeron en su escritura menciona la revista de poemas y canciones populares Ocara Poty Cue mi, Obras completas de Manuel Ortiz Guerrero, Elvio Romero, Hérib Campos Cervera, Óscar Ferreiro, Nicolás Guillén, Neruda, Hernández, Lorca, Cardenal, Alberti, Vinicius de Morâes, Borges, Almafuerte, simbolistas franceses, letras de polkas y zambas, las conversaciones con poetas mayores, las lecturas colectivas del Taller Ortiz Guerrero, antologías diversas. “Por citar algunos. En fin, una lectura caótica y dispersa de todo escrito que mi entendimiento alcanzara”.
Compromiso con causas injustas
Azuaga es conocido por su obra poética tanto como por su dramaturgia, que demuestra su compromiso con las causas que considera injustas y admite que los dos subgéneros le son muy útiles para expresar sus inquietudes. “En ambo lo dó. En cada cual hago lo posible”.
“¿Escribo para denunciar injusticias o estas me obligan a escribir? Buena pregunta. Es imposible no denunciar las injusticias y el dolor obliga a la escritura”, sentencia.
Destaca que ser poeta exige igual imaginación que narrar: “Toda la vida exige mayor y mejor imaginación para resolver sus dificultades y para gozarla mejor”.
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Perteneciente a la generación del 80, la promoción que más produjo en la historia de la literatura paraguaya, y aún lo sigue haciendo, junto con Mario Rubén Álvarez, Victorio Suárez, Nila López, ente otros, a pesar de ser una época de aguas muy oscuras y profundas, y de referentes, entre ellos Azuaga, de la literatura comprometida. Sin embargo, el escritor redobló la apuesta y se lanzó al agua sin salvavidas y denunció con más ímpetu las injusticias de la época. “La vida es un milagro cósmico, la poesía su exaltación, su abrigo y reparo, la trinchera que la proclama y la defiende. No solo es un instrumento de belleza, sino de amor y justicia”, declara al respecto. Por tanto, no podemos obviar la pregunta sobre qué piensa de la gente que opina que la poesía debe expresar sentimientos y no ideologías. “La poesía expresa la totalidad de la existencia humana, al decir de Campos Cervera, es ‘raíz y suma’”.
Poesía Siempre
En octubre, presentó Poesía Siempre, un poemario escrito en nuestros dos idiomas. Admite que no tuvo ningún motivo especial para redactarla, porque escribe todos los días. “Siento que debo compartirla. El pan de la poesía, a veces amargo, a veces nutricio, su gracia o desgracia debe ser compartida; para mejorarla, también”. Escribió la obra en nuestros dos idiomas, porque considera que el guaraní es nuestra lengua mayoritaria, originaria, popular y fundamental. “El castellano es oficial”, refiere.
Según el poeta, no fue gracias a que la obra Poesía Siempre fue mejor que las otras obras presentadas que le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura. “No, la excelencia de los competidores, todos, mujeres y varones, buenísimos escritores, poetas, ensayistas y narradores y sus obras merecen el premio y el reconocimiento de los lectores. Yo agradezco a los miembros del Jurado”.
Un jurado compuesto por Margarita Miró, Susana Gertopán, Elena Pane, Estela Appleyard y Víctor Jacinto Flecha eligió la obra Poesía Siempre porque representa “un alto valor poético tanto en castellano como en guaraní y que el autor rescata la estructura popular de los versos tradicionales, lo cual brinda en cada uno de los poemas la cotidianeidad y esencialidad del ser”. Para Azuaga, ganar un premio tan prestigioso significa un aliciente para la literatura del Paraguay. “Deseo que contribuya a la ampliación de mundo lector local”, afirma.
En cuanto al lugar que ocupa la poesía en su vida, subraya que es constitutiva. “Mi vida no sería tal sin la poesía. Forma parte vital. Aun sin escribirla, la poesía la vivo, convivo con ella. La vida no sería tal sin la poesía”. Agrega que no tiene una mejor hora para escribir. “Toda hora es urgente”.
–¿Cree que el mundo actual necesita la poesía?
–Sin poesía no hay mundo. Las nuevas formas de difusión de la palabra, en páginas de internet, como clubes literarios en las redes, revistas virtuales, blogs, etc., son útiles. “Desde las tablillas sumerias, quipus, la oralidad hasta la digital, virtual y telepática deben ser utilizadas para la difusión de las palabras y de las ideas para lograr una sociedad más fraterna, menos violenta, más justa y solidaria, más poética”.
–¿Puede la poesía cambiar a una sociedad?
–Sí. La cuestiona, la anticipa, la prefigura, reclama, anuncia y celebra los cambios sociales revolucionarios. Así cuenta la historia de los pueblos.
–¿A qué edad escribió su primer poema y a quién?
–Esos datos están perdidos en la bruma de la memoria y en el secreto de los amores.
Bío
Ramón Sosa Azuaga nació en Asunción (1952). Poeta, dramaturgo, narrador. Abogado y licenciado en Filosofía. Docente de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) del Instituto Municipal de Arte (IMA). Ha publicado: Teatro, En Moscas Cerradas, Y no solo es cuestión de Mariposas, El Tigre Azul, Lope tiempope guare: Elisa y Pancha Garmendia. Babilonia Sur, Teatro en la calle, en la plaza y en cualquier lugar. Poesía: Libros colectivos del Taller Ortiz Guerrero, Jirones de espera, Bajo los vientos del Sur, Ciudad sitiada. Por las calles de la peste. Narrativa: Celda 12, Geneologías, Cuentero, Arto Cultural y otras joglarias. Próximamente: El texto imposible.