La canasta mecánica

COMPETITIVIDAD O COLABORACIÓN --El mundo competitivo de ganadores y perdedores en el que vivimos, demostró que lo que sí se consigue es el aumento de las desigualdades.

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La canasta mecánicaArchivo, ABC Color

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Saber si las personas somos colaboradoras o competitivas por naturaleza es objeto de múltiples estudios en la psicología social y sociología.

La economía de mercado en la cual vivimos obliga a competir con nuestros semejantes para conseguir una vida mejor mediante la innovación, la creación de nuevas herramientas, el aprovechamiento de oportunidades de negocio y el egoísmo es considerado como el motor de la actividad económica. Sin embargo: “Una idea clave de la psicología evolutiva es que la cooperación humana y las emociones que la sustentan, como la compasión, la confianza, la gratitud, la culpa y la cólera, fueron seleccionadas porque permiten que a las personas les vaya bien en las juegos de suma positiva”, según Steven Pinker.

En este sentido la Teoría de Juegos aporta nuevos argumentos en favor de la cooperación y demuestra la ventaja del juego cooperativo. “Es una teoría general que estudia situaciones estratégicas, en las que los actores o jugadores eligen diferentes acciones para maximizar sus beneficios, permite explicar algunos patrones difíciles de comprender en una primera aproximación. Uno de estos problemas es el de la cooperación entre individuos de una misma especie y tales individuos existen. Y si existen es porque ellos (o sus padres o los padres de sus padres, etc.) obtuvieron un beneficio reproductivo con ese comportamiento”, afirma Angel Sanchez en Las Matemáticas de Cooperación Humanas. La ventaja de la cooperación se comprueba en juegos teóricos como el de la armonía en los que la recompensa por colaborar es mayor que traicionando, independientemente de lo que haga el otro, o el de Halcón-Paloma en el que se trata el llamado equilibrio de Nash y en que se valoran los riesgos que se corren en los conflictos grupales tomando básicamente tres actitudes: atacar, jactarse o retirarse.

Martin A. Nowak, profesor de biología y matemáticas de la Universidad de Harvard y Director del Programa de Dinámicas evolutivas, cuya investigación se centra en el estudio y modelización matemática de la evolución concluye que “El altruismo, lejos de suponer una fastidiosa anomalía de la evolución se encuentra entre sus arquitectos primordiales” y nos dice que “Aunque no siempre se manifieste de forma épica, los ejemplos de comportamientos altruistas abundan en la naturaleza. Las células de un organismo se coordinan para limitar su división, lo que previene la aparición del cáncer; las obreras de numerosas especies de hormigas sacrifican su propia fecundidad para servir a la reina y a su colonia; las leonas de una manada se prestan a amantar a los cachorros de otras. Los humanos nos ayudamos en un sinfín de actividades, desde procurarnos sustento hasta buscar pareja o defender el territorio. Y aunque aquellos dispuestos a colaborar no siempre pongan su vida en peligro, sí corren el riesgo de reducir su propio éxito reproductivo en beneficio de otros”.

Igual de relevante es el hecho de que posiblemente nuestro lenguaje y la conciencia misma hayan evolucionado para la integración social y la sobrevivencia en conjunto.

carlafabri@abc.com.py

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