La canasta mecánica

LA DESNUDEZ, CIERVO CUA Y LAS PAJITAS - Dios creó al hombre desnudo y a la mujer sin ropa. En el paraíso terrenal no había drones pispando y tampoco presidentes de la república con palacetes donde están mejor, mucho mejor que nosotros. Por lo tanto, era todo un placer permitido andar por el edén sin bombacha, sin calzoncillo, con los genitales al aire.

La canasta mecánica
La canasta mecánica. LA DESNUDEZ, CIERVO CUA Y LAS PAJITAS - Dios creó al hombre desnudo y a la mujer sin ropa. En el paraíso terrenal no había drones pispando y tampoco presidentes de la república con palacetes donde están mejor, mucho mejor que nosotros. Por lo tanto, era todo un placer permitido andar por el edén sin bombacha, sin calzoncillo, con los genitales al aire.Archivo, ABC Color

Cargando...

Como ya no habitamos en aquel paraíso perdido, el presidente Peña se enojó todito mal, porque un equipo de periodistas del diario ABC Color hizo un trabajo de investigación que usó un dron y pilló que Santi tiene una flor de casa, una mansión, un palacete, en un barrio cerrado llamado Jerusalén (¿por el amigo Benjamín Netanyahu será?), en los cerros de Ciervo Cua, San Bernardino.

Él sí que ya está mejor, sobre todo porque en su campaña electoral declaró que no tenía un peso.

El terreno, de importante tamaño, no está a nombre de Santi Peña. El dueño de la propiedad sería el terrateniente Walter Raúl Maciel (exdirector jurídico de la Sindicatura General de Quiebras), quien también figura como propietario de 14 hectáreas en el mismo predio, incluida la media hectárea sobre la que está construida la casa de veraneo de Santi Peña.

Maciel habría comprado el inmueble de 14 hectáreas en 2022, por 500 millones de guaraníes. Santi Peña afirma en su declaración jurada que él compró apenas media hectárea en 2023 por 1.450 millones de guaraníes. Vaya manera de aumentar la plusvalía Jerusalén.

En el paraíso terrenal, Adán y Eva no iban al supermercado y se alimentaban directamente de las mieles que producían las abejas, masticaban las frutas que recogían de los frutales y, por ahí, a lo mejor, se manducaban, sin culpa, algún pájaro desprevenido.

No había gaseosas, tomaban agua del yvu, de la vertiente, por lo tanto no necesitaban pajitas de plástico cuyos microplásticos se infiltran en el agua, el suelo, los animales, los seres humanos y pueden tardar 500 años en descomponerse en nuestro medio ambiente, causando gravísimos daños en los ecosistemas acuáticos.

Según Green Peace, un 93% de aves mueren como consecuencia de ingerir plásticos. Existen pajitas alternativas hechas de materiales reutilizables, como vidrio, acero, bambú, cartón, incluso comestibles.

Tal vez podríamos remontarnos a la niñez cuando improvisábamos unas pajitas del caño de las hojas del mamón o papaya. Por eso, es digno de aplauso que la Municipalidad de Asunción haya emitido una ordenanza prohibiendo el uso de pajitas de plástico en los locales gastronómicos y comerciales, mi estimado, mi estimada.

En el edén, el saludo era simple y afectuoso. Se desconocía el terrorífico saludo nazi que caracterizó la total pleitesía al fuhrer, Adolf Hitler, quien concentraba todos los poderes en su persona, era jefe del partido único y encarnaba el Estado alemán.

A Elon Musk se le escapó el saludo nazi en la ceremonia de asunción a la presidencia de Donald Trump. ¿Fue un lapsus brutus, un resbalón del inconsciente?

Para el establishment alemán, la situación es muy clara. El semanario Die Zeit dice: “Un saludo a Hitler es un saludo a Hitler es un saludo a Hitler es un saludo a Hitler”.

carlafabri@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...