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Arnaldo Cabrera, coordinador de la especialidad mecánica automotriz del Colegio Técnico Nacional, refiere que los alumnos de esta especialidad siguen el plan común del bachillerato y las materias técnicas, por ejemplo, dibujo técnico, taller automotor, tecnología automotriz, electricidad y electrónica del automóvil, mecánica aplicada y laboratorio de motores diésel.
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Cada vez más mujeres se van incorporando a esta especialidad, lo que todavía sorprende a los padres. Entre los 150 alumnos de los cursos de la media, este año suman 11 chicas en el turno mañana y 3 en el de la tarde.
En otras áreas hay más mujeres que varones: en construcción civil el 70% son mujeres y en química, del 90% al 95%.
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Cabrera menciona que “el trato es igual, ellas quieren aprender, y no hay privilegios”, asegura.
Mecánica automotriz y la esperanza laboral
En cuanto a los docentes en las materias del plan común, la mayoría son mujeres, pero en el plan diferenciado, que se relaciona con mecánica automotriz son hombres con excepción de una profesora que enseña dibujo técnico.
Los alumnos luego hacen una pasantía de 240 horas en una empresa. Es así que recientemente “dos niñas que terminaron su pasantía quedaron contratadas”, cuenta orgulloso el docente.
Luego de terminar la especialidad automotriz, los alumnos podrían optar por ingeniería en la universidad, pues “la carrera automotriz no existe en la UNA”, explica.

Con botas reglamentarias
Lia Giovanna Filipigh Mosqueira (17) asistirá al tercero de la media y dice que no tiene tiempo de sacarse fotos, ya que las clases requieren concentración.
Adelanta que este año podrán tener una buenísima capacitación gracias al Mundial de Rally que se desarrollará en nuestro país.
Al entrar al taller, Lia debe vestir jeans, botas reglamentarias y chaqueta. Allí aprenden la técnica, pero además respeto, disciplina, responsabilidad y seguridad de los mecánicos.
Hay pasos que ya le son familiares a Lia, “revisar la batería, el mantenimiento, hasta ahora tengo familiarizado e intenté hacer en otro taller, así como el cambio del tren delantero, controlar la transmisión, es la parte mecánica lo que mueve el auto”.
Y en electricidad, “conocer el mazo de cables que, están en casi todo el auto, es una muy buena experiencia, con profesores que me ayudaron, y volvería a hacer el curso porque no es tan fácil”, admite.
Trabajar en un taller
Lia es fanática de los autos mecánicos y le emociona la idea de trabajar alguna vez en un taller. “Quiero estudiar otras cosas, ciencias, geología, fisioterapia, pero la mecánica me apasiona. La carrera predeterminada es la mecánica”, dice sin asco de ensuciarse las manos y aclara que usa uñas largas solo en vacaciones.
La mamá de Lia, Carolina Mosqueira, es radióloga de IPS, apunta que le costó ayudar a su hija (la segunda de tres niñas), pero se pudo, se preparó con un cursillo para ingresar a este colegio. “A Lia desde muy pequeña le gustó la mecánica, se iba al taller con su papá. Siempre le apoyé porque uno tiene que estudiar lo que le gusta”, indica.
“Desarmar motores me gusta”

Alía Cáceres (16) cuenta que le atrajo el diseño de los autos, pero también la cantidad de cosas que aprender. “Yo vi y me interesó el motor, los cables. Cada auto y cada motor es diferente, y es más fácil comprenderlo porque los profesores son buenos”, manifiesta.
“A mí siempre me gustaron las manualidades. Desarmar motores me gusta, y volver a armarlos, es algo único, y ver cómo funcionan. Me veo en una ingeniería, no necesariamente mecánica, pero si no estudiás una carrera afín, te ayuda para la vida; igual que estudiar cocina, siempre te va a servir la mecánica”.
César Cáceres, papá de Alía, relata que cuando se enteraron con su esposa, Graciela, acerca de la tecnicatura que quería seguir su hija, se sorprendieron porque las áreas laborales de ellos son las humanidades, trabajadora social y docente, respectivamente. Sin embargo, no la desmotivaron; ella se preparó y pasó el examen de ingreso.
Motores, crochet y robots
Yénifer López (17) estará en pocos días cursando el tercero de la media en mecánica automotriz. “Es una experiencia bastante única, te hace trabajar y estar siempre presente, tener cosas a mano, no simplemente pensar. Hacer muchas cosas con disciplina”, recalca.
Todavía de vacaciones, Yénifer aprende a tejer crochet, que le inspiró una página donde hacían peluches. “Me interesó aprender, podés crear muñequitos para regalar con la técnica amigurumi”.
Inquieta y dispuesta a aprender, dice que le interesa practicar computación y aprender un idioma, también disfruta de películas y escuchar música.
“Me gusta la ciencia, la tecnología y las matemáticas, un conjunto de especialidades que sirve para las hacer robots”, culmina.
Apoyaron a su hija
Rocío Recalde, madre de Yenifer López, trabaja en atención al cliente; manifiesta que desde el primer día que su hija decidió que estudiaría mecánica automotriz la apoyaron al 100%. “Nos sorprendió un poco, pero ella quería eso y le dijimos con mi marido: ¡Adelante!”.
El papá de Yenifer, Jorge López, es carpintero, y cada día se sorprende de las habilidades de su hija mayor.
Abran paso, las mujeres están avanzando hacia conocimientos y prácticas que van a cambiar nuestra sociedad.
mirtha@abc.com.py