Su partida hacia las dimensiones eternas conmociona al planeta y genera gran tristeza en todas las almas de buena voluntad de distintos credos. Monarcas y civiles, presidentes y pueblos, celebridades y feligresía expresan su congoja ante el fallecimiento del Papa Francisco.
Hubo humo blanco pero no vino a vender humo, el último capitán de la iglesia fue argentino, dice un emotivo audiovisual institucional que la AFA dedicó al querido Papa Francisco. Desde su proclamación en 2013, igual que Jesús caminó las calles, con sus gastados zapatos de siempre y muy cercano a la gente. Con su sencillez esquivó protocolos y se distinguió por su enfoque pastoral centrado en la misericordia.
Más allá de cualquier crisis eclesiástica dejó un mensaje de unidad y justicia social.
Expertos ponderan sus reformas y las resistencias que enfrentó. Su estilo directo y austero en los 12 años de pontificado hoy es valorado por vaticanistas. Pidió perdón por los casos de abusos y habló del dolor y la vergüenza que estos le causaban.
No acumuló riquezas personales ni percibió un salario. Desde su asunción optó por una vida sin ostentaciones y con un fuerte mensaje de humildad.
Los elementos materiales que utilizó como Papa, incluyendo su vivienda, medios de transporte y objetos de uso cotidiano, no le pertenecían en forma privada, son parte del patrimonio del Vaticano. Por lo tanto, tras su muerte, estos bienes siguen siendo administrados por la Santa Sede.
Como jefe del Vaticano tenía derecho a un salario anual de 340 mil euros que Jorge Bergoglio nunca aceptó.
De acuerdo con fuentes eclesiásticas, no dejó propiedades ni cuentas a su nombre.
Según el portal especializado Celebrity Net Worth, al momento de su muerte, el Papa contaba con un patrimonio de cien dólares.
“A mí no me pagan nada. Cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”, expresó en el documental Amén: Francisco responde.
Eligió no vivir en el Palacio Apostólico, la residencia oficial del Papa, y se instaló en la Casa de Santa Marta, un espacio más modesto dentro del Vaticano, donde convivía con otros sacerdotes. También se caracterizó por rechazar autos lujosos, eligiendo vehículos simples para sus desplazamientos.
Francisco enfatizó la importancia del diálogo con los pueblos originarios, destacó la dignidad de los migrantes. Su propuesta de una Iglesia más inclusiva y comprometida con los más vulnerables resonó en el mundo.
¿Será capaz la Iglesia de mantener el espíritu transformador que él impulsó?
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