Gustavo Alfaro, principal artífice de esta fortaleza mental, ha logrado forjar una identidad que trasciende lo meramente táctico, infundiendo una “garra guaraní” renovada que se evidencia con intensidad en cada encuentro en el campo.
El estratega argentino ejerce su liderazgo a través de una profunda conexión emocional con sus jugadores y con la afición. Es conocido por utilizar el discurso como herramienta potente, apelando a valores esenciales, como la resiliencia y el sacrificio, y citando a pensadores para encender la pasión de sus dirigidos, a quienes describe como “cazadores de utopías imposibles”.
Su gestión de grupo es meticulosa y clave; se esfuerza por conocer las historias personales y las motivaciones de cada futbolista, creando así un ambiente de confianza y valoración que es esencial para el espíritu de equipo. Además, su humildad y cercanía con la gente, mostradas en anécdotas como la del repositor de supermercado, evidencian su profunda comprensión de la importancia de la Albirroja para la nación, buscando restaurar la alegría y la identidad a través del fútbol.

Dentro del vestuario, Alfaro cuenta con líderes naturales que replican su filosofía en el campo, asegurando la cohesión del grupo. Figuras con amplia trayectoria y experiencia como Gustavo Gómez son pilares fundamentales que, con su autoridad, guían a los jugadores más jóvenes y mantienen la calma en los momentos de mayor presión.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
La confianza que Alfaro ha depositado en talentos resurgentes como Antonio Sanabria, quien ha marcado goles importantes tras su regreso a la selección, y Matías Galarza, consolidado como una pieza fundamental en el mediocampo, ha sido vital y refuerza la convicción grupal.
La inclusión de nuevas promesas como Julio Enciso u Orlando Gill no solo mira al futuro, sino que inyecta una energía fresca y un hambre de gloria al plantel, demostrando que se están construyendo bases sólidas para el porvenir.
gill

La camaradería y la cohesión se manifiestan claramente en la forma en que los jugadores se apoyan mutuamente y en las celebraciones que transmiten un genuino “sentimiento de pertenencia”, tal como Alfaro siempre ha recalcado, viendo el triunfo como colectivo y al equipo como una verdadera familia.
La capacidad del equipo para remontar partidos o levantarse después de una derrota, como el histórico empate ante Venezuela o la victoria en La Paz, es una prueba irrefutable de la fortaleza mental y el espíritu de lucha que los hace no rendirse hasta el final.
En este contexto, la “garra guaraní” adquiere un significado profundo: no es solo la pasión innata, sino una fuerza emocional imparable que Alfaro ha sabido potenciar al máximo, restaurando la fe de los jugadores en sí mismos y en su identidad.
Ma

Las individualidades juegan un papel preponderante. Miguel Almirón, un líder silencioso y referente, encarna el sacrificio y la perseverancia. Su trayectoria desde Cerro Porteño hasta la Premier League es una inspiración palpable para los jóvenes futbolistas.
Su humildad y sus acciones solidarias refuerzan el vínculo con el pueblo paraguayo, haciendo que la selección sea más que un equipo, una verdadera representación de la nación. En el campo, su entrega incansable y su lucha por cada balón son vitales para la garra y el espíritu de lucha que promueve Alfaro.
Julio Enciso, por su parte, representa el futuro brillante y la esperanza de la Albirroja. Es un ídolo para las nuevas generaciones, conectando con los niños y adolescentes por su ascenso meteórico, sus jugadas espectaculares y su personalidad en redes sociales. Su juventud inyecta una energía y una audacia distintivas al equipo, complementando la experiencia de los veteranos y generando grandes expectativas en la afición.
La combinación de Almirón, que simboliza la experiencia, el sacrificio y la humildad, con Enciso, que encarna la esperanza y el futuro, es perfecta, reforzando el impacto social y emocional que une a la Albirroja con su afición.
sana

Esta fusión perfecta entre un liderazgo carismático y una plantilla profundamente comprometida ha transformado la “garra guaraní” en un motor de éxito imparable. La Albirroja de Alfaro no solo busca victorias; busca restaurar la alegría y el orgullo nacional, construyendo un futuro prometedor y lleno de ilusión.