La quinta letra del alfabeto primitivo celta era sauce, y el árbol venía acompañado de una larga historia que incluía la presencia de diosas importantes, reconocido como el árbol favorito de las brujas escocesas y los poetas le dieron un sello sagrado. Simboliza resiliencia, flexibilidad y adaptabilidad debido a su capacidad de doblarse sin romperse. Otras representaciones comunes incluyen la energía femenina, la protección y la sabiduría.
Se sabe que ya en el siglo I d.C., el médico, farmacólogo y botánico griego, Pedanius Dioscórides, escribió sobre las cualidades curativas del sauce en su extenso libro sobre medicina.
Culpeper’s Herbal, una guía de medicina herbal del siglo XVII, señala el uso del sauce para aliviar el dolor, el catarro, el dolor de garganta, para bajar la fiebre, para las úlceras bucales y como desinfectante.
Culpeper vincula el sauce con la luna, diciendo que “la luna es su dueña”. Fue así que el sauce tuvo durante mucho tiempo una asociación mítica con la luna.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Según la idea de la “Doctrina de las Firmas“, se creía que las características físicas de una planta denotaban sus poderes curativos. Así, se sabía que como el sauce crecía en lugares húmedos y acuosos, se utilizaba para aliviar las dolencias causadas por la humedad, especialmente para aliviar los dolores del reumatismo y la artritis.
La doctrina de las firmas es una teoría antigua que postula que el color o la forma de las plantas y otros elementos de la naturaleza, conocidos como “firmas”, revelan las enfermedades que pueden curar. Según esta creencia, Dios o la naturaleza marcaron intencionalmente las plantas medicinales, para que se parecieran a las partes del cuerpo que podían sanar. Por ejemplo, las nueces que se asemejan a un cerebro se usaban para dolencias cerebrales.
Una tarde del mes de abril de 1763, el reverendo Stone se dijo con exaltado júbilo: Si las plantas fueron creadas por Dios para aliviarnos de la enfermedad y muchas de ellas presentan signos claros como para que podamos reconocerlas, en justo que, según la ley de las compensaciones, la especie que alivia crezca con mayor fuerza y variedad en los sitios donde determinado mal hace estragos. El reverendo se había dado cuenta que en la zonas pantanosas el reumatismo se ensañaba con sus víctimas. Hirvió durante todo un día las cortezas de sauce y repartió entre los fieles reumáticos aquella agua oscura astringente. El resultado fue un alivio generalizado asombroso.
Recién después de muchos años se pudo aislar el ácido acetil salicílico que, hoy por hoy, sigue siendo el fármaco más inocuo y más efectivo detectado por el ser humano. En otras palabras, que la aspirina aliviadora por excelencia de dolores de casi toda índole y segura compañera de cualquier hipocondría, se encuentra entre la magia, el milagro y… la ciencia.
carlafabri@abc.com.py
