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Con una fortuna que, según la revista Forbes, ronda los USD 5000 millones, el estadounidense Evan Spiegel es, a los 26 años, uno de los multimillonarios más jóvenes del mundo y uno de los nuevos amos de internet gracias a la aplicación Snapchat.
La compañía que Spiegel fundó en el 2013, junto con Robert Murphy, es propietaria de la aplicación móvil favorita entre los jóvenes, con unos 160 millones de usuarios activos diarios y salió a la bolsa a principios de marzo con una valoración de USD 24.000 millones, siguiendo el camino de otras redes sociales, como Facebook o Twitter.
Se trata de una aplicación de mensajería instantánea que permite añadir contactos y enviarles fotos y videos de forma individual o grupal, pero la diferencia con respecto a otras es que solo el usuario puede seleccionar el tiempo concreto que dispondrá el receptor para ver esos mensajes (de 1 a 10 s).
La vida de su creador poco tiene que ver con la de otros hombres que antes que él revolucionaron internet y se convirtieron en multimillonarios gracias a las nuevas tecnologías.
Comprometido con la supermodelo australiana Miranda Kerr, conocida por haber sido una de las “ángeles” de la firma Victoria’s Secret, es un habitual de la crónica social, y conocido por su afición a la vida nocturna y el lujo, pues ya antes de ser reconocido era un joven adinerado de Los Ángeles.
“Soy un hombre joven, blanco y educado”, dijo el creador de Snapchat en una conferencia de negocios en la Universidad de Stanford, en el 2013, en la que estudió y coincidió con su socio Robert Murphy. “Tengo mucha suerte y la vida no es justa”, añadió Spiegel.
Rechazó la oferta de Facebook
Hijo de abogados que se divorciaron cuando era adolescente, Evan Thomas Spiegel (Los Ángeles, 4 de junio de 1990) creció en una lujosa urbanización de Los Ángeles, cercana a Malibú, y estudió en la Universidad de Stanford, en la que conoció a Bobbie Murphy y Reggie Brown, junto a los que puso en marcha la empresa que le ha hecho célebre.
“No éramos gente guay, así que decidimos hacer algo que lo fuera”, reveló Murphy a la revista Forbes sobre el origen de Picaboo, una red social de mensajes que desaparecían a los 10 s y, aunque fue un fracaso, constituyó el origen de la exitosa Snapchat.
A finales del 2012, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, contactó con Spiegel y le presentó una aplicación que era prácticamente una copia de Snapchat, pero fracasó. Y, a partir de ese momento, comenzó el ascenso de la red social de Spiegel, ante lo que el dueño de Facebook reaccionó con una oferta de compra.
Spiegel y su socio rechazaron los USD 3000 millones que Zuckerberg estaba dispuesto a pagar por la aplicación de más éxito entre los adolescentes hoy en día y a la que Facebook trata de emular en alguna de sus nuevas funciones.
Con la euforia desatada por la salida a la bolsa de Snapchat, como antes sucediera con la de otras redes sociales, como Twitter o Facebook, Spiegel se ha consolidado como el gran “rival” de Mark Zuckerberg y, quizá, el único candidato a hacer sombra al creador y dueño de Facebook si continúa el éxito de su empresa.
Lujo y polémica
Rompiendo con los tópicos de las grandes corporaciones de internet, Snapchat no se creó en un garaje ni en Silicon Valley, sino que su primera sede estuvo en la lujosa casa del padre de Spiegel y, actualmente, la compañía cuenta con varias oficinas; la más destacada en Venice Beach, Los Ángeles.
La imagen de Snap, Evan Spiegel, crecido en un ambiente privilegiado y rodeado de lujo, nada tiene que ver con la del típico apasionado de la tecnología, y sus conexiones familiares le han permitido relacionarse con los grandes nombres de Silicon Valley y estudiar Diseño en Stanford, aunque lo abandonó justo antes de su graduación para centrarse en la aplicación que le ha hecho multimillonario.
Spiegel, director ejecutivo de Snap, es la cara pública de la empresa, mientras que Robert Murphy, director técnico, es el cerebro de la compañía. Ambos se hicieron amigos en la fraternidad Kappa Sigma, en Stanford, y crearon lo que hoy es Snapchat, junto con un tercer amigo, Reggie Brown.
Brown reivindicó como suya la idea inicial, bautizada como Picaboo y el logotipo de Snapchat, y demandó a Spiegel y Murphy por excluirle del proyecto. La disputa sobre la propiedad intelectual de la aplicación se resolvió con el pago de USD 157,4 millones en el 2014, tal y como ha reconocido Snap antes de su entrada en bolsa.
La época universitaria de Spiegel le ha pasado factura tiempo después, cuando salieron a la luz una serie de correos electrónicos de tono ofensivo y machista.
“Estoy mortificado y avergonzado porque mis estúpidos correos de la hermandad se hayan hecho públicos. No tengo excusa. Lamento haberlos escrito y fui un capullo por haberlo hecho. De ninguna manera reflejan quién soy hoy en día ni mi opinión sobre las mujeres”, se justificó Spiegel en un comunicado tras su publicación.
Pese a las polémicas, tras el éxito de su aplicación, las marcas se disputan la imagen del creador de Snapchat y Spiegel se ha convertido en un gran reclamo para la promoción de productos tecnológicos. Su fama, además, creció como la espuma al confirmarse su romance en el 2015 y, luego, compromiso, el 20 de julio de 2016, con la modelo Miranda Kerr.
EFE/Reportajes.