El surrealismo, otra vez de moda

El surrealismo no es solo un movimiento artístico, sino un cambio de sensibilidad que se fue incorporando a la vida cotidiana y que se desarrolló en una época de crisis social, política y cultural. El movimiento sigue vigente y despierta interés en los museos de todo el mundo.

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George Sebbag, reconocido experto mundial en surrealismo, considera que los surrealistas, que tuvieron un impacto enorme, pusieron en marcha una reforma del entendimiento y se dedicaron a transformar íntegramente el espíritu humano.

Con unos planteamientos que han influido de manera decisiva en todo el arte posterior y en la sensibilidad contemporánea, durante el presente año, el surrealismo se ha convertido en destacado protagonista del panorama expositivo mundial.

Un hito de ese protagonismo ha sido la exposición de Salvador Dalí en el Museo Reina Sofía, en Madrid, y que despertó el interés de más de 700.000 visitantes.

Con la idea de que vivir es soñar, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid invita al público a soñar en la primera gran exposición monográfica dedicada al universo del sueño como componente esencial, fuente y origen de la revolución surrealista.

El proyecto formado por 163 obras, entre dibujos, pinturas, esculturas y fotografías y video-instalaciones, ha llenado el museo de sueños a los que no se puede renunciar.

A los nombres de los grandes maestros surrealistas, como André Breton, Salvador Dalí, Paul Delvaux, Yves Tanguy, Joan Miró, René Magritte, Óscar Domínguez, Matta, Max Ernst o Man Ray, se unen los de Karel Reige, Joseph Cornell o Jindrich Styrsky.

La principal aportación de los surrealistas a la concepción artística del sueño es que deja de ser considerado un vacío, un agujero de la consciencia, para ser entendido como la otra mitad de la vida, un plano de experiencia consciente cuyo conocimiento y liberación inciden de manera especial en el enriquecimiento y la ampliación del mundo interior, principal objetivo de los surrealistas.

El movimiento también ha llegado al MoMA de Nueva York, que repasa en la exposición El misterio de los ordinario la etapa surrealista del pintor belga René Magritte (1898-1967).

Dalí, el gran surrealista

La peculiar y surrealista versión libre que el pintor español Salvador Dalí hizo de Los Caprichos de Francisco de Goya quedó plasmada en ochenta grabados que se exhiben en la exposición Goya y Dalí: capricho surrealista, organizada en Buenos Aires.

Tras el éxito alcanzado con la exposición dedicada a Salvador Dalí, que con importantes diferencias fue la base de la organizada por el Museo Reina Sofía, el Centro Pompidou de París se acerca actualmente al surrealismo con una mirada nueva que, por primera vez, se centra en las esculturas del movimiento más longevo de las vanguardias del siglo XX.

El recorrido se inicia con la obra Bola suspendida, de Alberto Giacometti, y continúa con piezas de Max Ernst, Alexander Calder, Picasso, Dalí, Hans Bellmer o Marcel Duchamp.

A los orígenes del surrealismo dedica su exposición la Fundación Juan March de Madrid. Surrealistas antes del surrealismo dota de un árbol genealógico al movimiento de las vanguardias más inclusivo y retroactivo, a través de un relato que se inicia en el Medievo tardío y que llega hasta el siglo XX.

Cuando ocurre algo importante, la historia de la cultura no solo crea sucesores, sino precursores y eso es lo que se muestra en esta exposición, que abarca cinco siglos de historia con nombres como los de Durero, Erhard Schön, Matthias Zündt, Piranesi, Goya, Alfred Kubin, Paul Klee, Picasso, Miró, Dalí, André Masson, Brassaï, Adriano del Valle, José Caballero, Óscar Domínguez, Benjamín Palencia o Maruja Mallo, junto a anónimos medievales.

En este amplio panorama internacional en el que el surrealismo es protagonista cabe incluir también la exposición en la que la Tate Modern de Londres revisa más de tres décadas del pintor germanosuizo Paul Klee (1879-1940), que a lo largo de su trayectoria artística cabalgó entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción.


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